Capítulo Cuatro.

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Hugo Hunther.

Estoy perdido en mis pensamientos, perdido en mis decisiones, perdido en esto donde me he orillado.

Mientras tengo mi mente enfocada en algo o mejor dicho, alguien, arreglo una de mis motocicletas entonces un leve carraspeo llama mi atención y al ver a mi lado, me hielo por un instante y colocándome de pie le doy el frente. Uno de los chicos que trabaja conmigo se retira sin siquiera esperar a que yo le pida que lo haga y quedo solo con la persona delante de mí.

Hache, cuanto tiempo, ¿No? –procedo a limpiar mis manos.

–Casi cinco meses para ser exacto –alzo la mirada, la miro fijo. – ¿Qué haces aquí? ¿Cómo diste con mi negocio?

–Te mande a investigar... –esbozo una corta sonrisa. –Hugo... –alzo mi mano, la detengo.

–Cariño, te recuerdo que para ti, siempre seré Hache, no Hugo –esta de inmediato se acerca a mí, tomando mi rostro y sonriendo al tenerme tan cerca. –Betsa, ¿En qué quedamos?

–Quiero hacerlo contigo, ahora mismo –esta se desespera, intentando quitar mi braga llena de grasa y con fuerza tomo sus manos, deteniéndola. –Te pagare el doble de lo que me exigías, pero por favor, te quiero entre mis piernas, Hache...

–Pero el detalle esta, en que yo no quiero estar entre las tuyas –se aleja un poco, asombrada por mi respuesta. –Y no es que estoy menospreciándote cariño, claro que no, es solo que tu muy bien sabes que mi trabajo de Gigolo finalizo, ya no estoy en ello solo bailo en el club y ahora me desempeño en esto, arreglar motos y esas cosas, así que por favor... –niega con prisa. –Betsa, reina hermosa, no lo hagas más difícil ¿Si?

Con esa mirada café detrás de unas hermosas y largas pestañas me mira fijo. Betsa tiene aproximadamente unos cuarenta y cinco años, fue una de mis clientas y la verdad fue exquisita. Pero, siempre hay peros, yo ya no ando en eso de ser a compañía de nadie y mucho menos por dinero, me exigí un cambio y en estos cinco meses lo he hecho bien, aunque peque en su momento, no fue nada por medio de dinero.

Entonces, ahora con las cosas claras entre esa hermosa mujer de cabello azabache largo y ojos azules, no pretendo arruinar nuestra exclusividad, misma que yo pedí y ella acepto. Así que tomando una bocanada de aire, me acerco a Betsa, la tomo del rostro sonrio al verla y dejo un beso en su frente, al verme esboza una corta sonrisa y asiente levemente. Betsa aunque es impulsiva es quien más sabe aceptar la realidad, no niego que me ha tomado por sorpresa e inquieta que me estuvo buscando, pero bueno, prefiero despacharla a luego arruinar todo.

– ¿Por lo menos tienes a algún amigo que quiera ser mi compañía? –sonrio y asiento.

–Anota su número, se llama Otto, sé que disfrutaras su compañía –ella busca su móvil, le dicto el número, al verme asiente. –Betsa, gracias por respetar mi decisión y por favor, no vuelvas por aquí –apenada asiente.

–Discúlpame a mí por mi imprudencia, Hache... –asiento. –Que estés bien.

–Y tu guapa, cuídate.

Sonríe y dándose media vuelta se echa andar a la salida y yo solo me entretengo viendo el precioso culo bien trabajado que tiene y sin duda alguna, Otto le sacara provecho a esa mujer, porque incluso a él le gusta maduras y muy bien conservada como Betsa.

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Después de haber finalizado mi jornada del día de hoy, ahora me encuentro sentando en el alfeizar de la ventana principal de mi pequeño aparta–estudio, no es tan grande, pero si es elegante y a mi estilo, pequeño, acogedor y muy bien amoblado. Hace dos días que vi a Piera y siendo honesto quisiera ir y verla, pero estoy manteniendo mi distancia, no quiero atosigarla y quiero que si las cosas llegan a tomar otro rumbo, sea lo más normal y ligero posible.

Solo Una Oportunidad, Por Favor (Saga Por Favor #2.5) ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora