Ghost (1/3)

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Juego: Call of Duty, Modern Warfare 2.

Dedicado a GEMADORADA1999

~•~

El día que vea tu cara,
puedo morir en paz.

No digas tonterías.

Cuando Simon Riley conoció a la mujer de burbujeante personalidad, su primera impresión fue que era una pesada. Pero al igual que Soap, esa fue solo la primera impresión.
Con el pasar de los días, llegaron a entablar una amistad algo peculiar. Mientras que Soap y Price eran amigos de ambos y se llevaban de lo más bien, entre ellos dos había un "algo", y todos los que los rodeaban lo veían. Todos menos ellos... O al menos lo negaban.
Desde que los pusieron en el mismo escuadrón, hicieron docenas de misiones juntos, todas exitosas. Estaban acordando tomarse unas pequeñas vacaciones, incluso Soap insistía en que quería conocer el país de origen de su amiga, así que estaban averiguando buenos puntos turísticos. Los tres estaban ansiosos por ir, o al menos Soap y la mujer, ya que a Ghost poco y nada le importaba el destino... La verdad tampoco quería tomarse vacaciones. Pero si sus amigos querían, no sé negaría.

Cierto día, cuando ____ se acercó al cuartel emocionada por mostrarle a sus amigos unas cataratas que quería visitar en su viaje, se encontró con que Ghost había desaparecido sin dejar rastro. Y nadie sabía dónde estaba.

~•~

Eran casi las 11 cuando ____ escuchó el timbre de la casa, le extrañó la visita tan tardía, pero aún así se acercó a la puerta. Al ver por el pequeño visor y encontrarse con aquel pasamontañas de calavera no tardó en abrir.
Quería insultarlo, reclamarle su repentina desaparición y cuestionarle dónde había estado esos últimos días. Pero esa molestia y enojo desapareció al ver lo lúgubre de su semblante, no se movía. Entonces vio la sangre que formaba charquitos bajo sus pies.
Algo preocupada, la mujer lo tomó del brazo y lo guió al interior de la casa.
Despejó los almohadones del sofá, indicándole que se sentara.

—Te quitaré el equipo ¿Está bien?—soltó la mujer con un tono tan suave que hasta ella misma se sorprendió.

Simón no dijo nada, solo se dejó atender.
Con sumo cuidado, ____ le quitó el chaleco y luego la chaqueta. Entonces vio las manchas de sangre por todo su abdomen, eran muchas heridas. Estaba por preguntarle de qué eran, cuando el fantasma se desvaneció, quedando totalmente desplomado sobre el respaldar de sofá y la cabeza echada hacia atrás.

—Arriba, teniente... No te desvanezcas ahora.—soltó hurgando debajo de la mesita ratona.

Sacó aquel botiquín que tanto solía usar en ella misma y comenzó a trabajar.
Cortó la remera empapada de sangre y la retiró por pedazos, tirándola sin mucho cuidado al costado del sofá. Limpió lo más que pudo con gasas, cosió las heridas -tanto por disparos cómo por cortes- y le cubrió el abdomen nuevamente con gasas limpias. Solo quedaba una cosa.
Cuando Simon abrió los ojos, levantó la cabeza, notando a la mujer sentada frente a él. ____ estaba sentada en la punta de la mesita ratona, mirándolo fijamente.

—Traté tus heridas, son graves, pero no te morirás... Perdiste mucha sangre, pero dudo que quieras ir al hospital.—él no dijo nada—. Te dieron un culatazo en la sien, tienes una cortada que atraviesa tu pasamontañas... Necesito revisarlo.—

Cuando ____ guió su mano al rostro del hombre, éste tomó su mano con algo de rudeza, impidiéndole que siguiera avanzando.

—Solo quiero ayudar, Simon... déjame ayudarte, por favor.—

Simon no dijo ni hizo nada por unos segundos que se hicieron eternos, hasta que finalmente soltó su mano y se inclinó hacia adelante. Apoyó ambos codos en sus rodillas, permitiéndole a la mujer tener más cercanía. ____ suspiró.
A pesar de que tenían ese jugueteo interno sobre su rostro y poder verlo, ahora estaba ahí, en una situación que para nada era un juego. Apartando todas esas tonterías de su mente, volvió a enfocarse. Llevó las manos al cuello de Simon, comenzando a deslizar hacia arriba el pasamontañas. Entonces lo vio. Aquel cabello castaño y su rostro despejado no se parecían en nada a la imagen mental que ella se hacía del hombre. Solían jugar a que ____ intentaba adivinar rasgos de Simon, y el cabello oscuro y barba eran algo que siempre mencionaba. Ahora sabía que no pudo estar más lejos de atinarle.
Sacando su sorpresa y volviendo la atención a su tarea, la mujer humedeció unas gasas con agua y quitó la pintura con cuidado. El hombre en ningún momento apartó los ojos de la mujer, quien intentaba por todos los medios no hacer contacto visual.
Apenas despejó el rostro de todo rastro de pintura y sangre, trató la herida. No era muy grave, así que solo necesitaría un poco de crema y ya.
____ pasó su dedo índice por aquella pomada, y con sumo cuidado cubrió el pequeño corte. Entonces lo miró.

—¿Ya te sientes mejor?—soltó con una preocupación enorme.

Simon no dijo nada, simplemente bajó su cabeza hasta descansarla por completo en el hombro ajeno. ____ se congeló. Esa cercanía no se sentía para nada parecida a cuando practicaban y se daban unos buenos golpes. No. Y la tomó con la guardia baja.
Pero no tardó mucho en pasar su mano por la nuca ajena, dándole pequeños masajes. Aquello reconfortó a Ghost.
Los minutos fueron pasando, entonces _____ supo que el hombre se había dormido... O desmayado. Lo acomodó con sumo cuidado sobre el sofá, tapándolo con una manta.

—No sé qué hiciste, Ghost... Pero ya estás a salvo.—suspiró antes de desviar la mirada hacia el pasamontañas—. Está muy dañado esto... Veamos si puedo arreglarlo un poco.—

~•~

Cuando Simon despertó, lo primero que sintió fue un agradable aroma a café.
Se sentía algo desorientado, pero entonces reconoció el pequeño candelabro sobre su cabeza. La casa de ____

¿Por qué vine aquí?

—Al fin despiertas.—

Apenas ladeó la cabeza hacia un costado, encontrándose a ____ con una pequeña bandeja. Solo cuando la dejó en la mesita pudo ver qué tenía: una taza de café y algunas tostadas.

—No tengo hambre.—

—Siéntate y come.—

El hombre bufó adolorido mientras se incorporaba.

—Y te comes TODO. Está rico.—

____ desapareció de la sala, apareciendo un momento después con algunas pastillas y un vasito de agua.

—Ayudarán con la inflamación y el dolor.—lo dejó en la bandeja.

El hombre comió en silencio, y la mujer no se levantó hasta que terminó todo.

—Lo siento.—

—¿Por manchar mi sofá favorito? No es nada, lo mancho todo el tiempo.—

—No solo por eso... Por aparecer de la nada en tu casa sin avisar y causarte problemas.—

____ le sonrió antes de ponerse de pie y buscar algo en la isla de la cocina. Le extendió el pasamontañas.

—Mi puerta siempre estará abierta para ti, Simon... No es ningún problema.—

En ese momento, el hombre sintió algo en el pecho, algo que no sentía hace mucho tiempo.

Y lo aterraba.

Y lo aterraba

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~One shots - Videojuegos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora