Qué sensible es la piel cuando el amor está ardiendo.
Llegó la noche y con ella llegó el momento que tanto le costaba a William superar. Pensaba que si las noches anteriores fueron difíciles aún cuando no le había tocado ni un solo cabello a su esposa, esta noche sería un martirio. Después de haberla besado la sed no cesó, sino que por el contrario, creció. Candy estaba parada frente al espejo, tenía puesta una pijama de seda rosa. Estaba intentando desabrochar el collar que usó ese día para el cumpleaños de Tom. El broche era muy pequeño. Le costó mucho ponerselo pero quitarselo le estaba costando el doble.
—William. —llamó al rubio mirándolo a través del espejo— ¿Me ayudas? —preguntó señalando el collar—. Estoy intentando quitármelo pero no puedo.
William despegó la mirada de la laptop donde estaba trabajando. O por lo menos eso intentaba. Trataba de ocupar su mente. Se levantó del asiento y caminó hasta quedar tras ella. —Déjame ver. —Hizo una señal tratando de decirle que apartara su cabello para poder ver el broche.
Candy entendió la señal, entonces tomó su larga y voluminosa melena, la apartó a un lado dejando el cuello libre.
Mal, mal, mal. Cuando Will vió el blanco cuello desnudo y parte de la espalda de ella casi cae de rodillas. Una hoguera se encendió en su interior. Trató de mantener la calma y con delicadeza desabrochó el collar. —Listo, ya está. —dijo entregando el accesorio.
—Gracias. —Sonrió. Se dió la vuelta y le dió un beso en la mejilla.
—D-de nada. —balbuceó mirándola. Se sorprendió a sí mismo al verse tan nervioso; nunca se había puesto nervioso frente a ninguna mujer— ¿Candy qué me estás haciendo?
—¿Yo? ¿Qué te hago? —lo miró confundida.
—Esto. —Tomó la mano de ella y la llevó a su pecho.
Candy se sorprendió al sentir los latidos acelerados en el pecho de su esposo, parecía que el corazón se le iba a salir en cualquier momento. Ambos se miraron intensamente durante unos segundos. Luego William la tomó del brazo que ella aún tenía recargado en su pecho, la atrajo hacia él y la besó. Fue suave, lento, lleno de ternura. Ella correspondió con vehemencia, sentía que era como un terrón de azúcar que se disolvía bajo la lluvía. Un calor empezó a recorrer su cuerpo. William notó que ella se apretó más a él, entonces aumentó la intensidad del beso. Deslizó una mano por la espalda de ella y con la otra tomó delicadamente el cuello de la rubia. Candy se abrazó a él con firmeza, apretando con sus manos la tela de la camiseta de él. Ambos se dejaron llevar, sumergiéndose en besos y caricias llenos de pasión.
—William, será mejor que paremos. —dijo Candy entre jadeos.
—Lo siento, me dejé llevar. —dijo él deteniendo el beso y uniendo su frente con la de ella. —Perdóname. No haré nada que tú no quieras.
—No es que no quiera, es solo que no estoy preparada aún. —apartó la mirada.
—Mírame. —la tomó del mentón—. Será cuando tenga que ser. —habló dándole seguridad y la abrazó. La rubia temblaba en sus brazos.
Annie estaba en el backstage del escenario. Ese día modelaría para uno de los mejores diseñadores del continente europeo. Estaba tratando de calmar los nervios, sudaba frío y le temblaban las manos. Ese desfile sería un suceso clave en su carrera como modelo, si todo salía bien seguramente se convertiría en la modelo sobresaliente del año con miras a ser una top model exitosa.
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DESTINADO A TU AMOR
FanfictionWilliam Andrew es el heredero de las empresas de su familia. Candice White es maestra de arte de tercer grado en un orfanato. Pero una noche sus destinos se cruzan y como resultado ella queda embarazada. Las circunstancias los llevan a contraer un m...