Capítulo III (Parte I)

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Érase una vez lo inesperado. 


Chicago, dos semanas después.

– Y si mesclamos amarillo con azul ¿que obtenemos? –Preguntaba Candy mientras dibujaba en la pizarra.

– ¡VERDE! – contestaban al unísono los pequeños niños del hogar de pony.

–¡Muy bien!

– ¡Din don! ¡din don! –Sonaban las campañas que anunciaban que la clase llegaba a su fin. –Bueno mis pequeños eso es todo por hoy, lo han hecho excelente, recuer.... –hablaba la joven maestra cuando se vió interrumpida.

– ¡Holaaaa¡ ¿quién quiere dulces? –Irrumpió en el pequeño salón una alegre pelirroja.

– Los pequeños rostros se iluminaron cuando vieron a Karen entrar por la puerta. –¡Yo! ¡yo! ¡yo, quiero! –respondían dando saltos y levantando las manitos.

– Tranquilos, hay suficiente para todos –decía complacida por aquel entusiasmo.

– ¡Karen! –intervino Candy. –los vas a malacostumbrar.

– ¡Ay! ya relajate amiga. –contestaba Karen mientras comenzaba a repartir dulces a los pequeños que se disponían a hacer una fila frente ella.

– Se te está volviendo una costumbre darles dulces y helados cada viernes –la rubia la miraba levantando una de sus cejas.

– Me hace feliz hacerlo, así que déjame ser feliz querida mía –respondió su interlocutora sin voltear a mirar.

– Candy solo rodó los ojos. –No tienes remedio. Compartieron un rato con los niños, organizaron el pequeño salón, guardaron pinturas, pinceles, crayones y todo tipo de materiales artísticos, cuando terminaron, los niños se marcharon del lugar dejando a Karen y Candy solas.

– Candy ¿qué harás mañana? –preguntó Karen y agregó –vayamos al cine.

– Me temo que no voy a poder ir. –respondió candy apenada, no le gustaba decir que no.

– ¿Por qué? –Karen inclinó su cabeza a un lado –No me digas que...

– No, no es ningún favor, ni recado, ni nada de lo que te imaginas.

– ¿Entonces?

– Los nuevos padres de Tom, el señor y la señora Bristol, me invitaron a una celebración donde presentarán oficialmente a Tom como su hijo en sociedad.

– ¿En serio? –comentó Karen abriendo un poco sus ojos –eso está muy cool.

– Si, la verdad me alegra mucho que le den tanto amor a mi querido Tom. –decía Candy sincera –pero me imagino que va a asistir mucha gente de la alta sociedad y siento que me voy a sentir algo incómoda ¿por qué no me acompañas?

– ¿Yo?

– Si, dijeron que podía llevar un acompañante.

– Ves, deberías tener un novio, a esas cosas se va con novio, no con amigas Candy.

– Que novio ni que nada, vamos Karen acompáñame porfiiiis –Candy unía las palmas de sus manos en señal de ruego.

– ¡Ay! está bien, voy contigo pero con una condición –la miraba cómplice.

– ¿Cuál? –respondió la rubia con los ojos entrecerrados anticipando lo que pediría.

– Dejarás que yo me encargue de tu arreglo.

DESTINADO A TU AMORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora