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Mirabel observaba a sus alrededores, apagada, atormentada. Su corazón le dolía y cada latido que daba era como un vuelco de su alma, no se sentía arrepentida por enfrentarse a su abuela, de hecho, sentía una gota de satisfacción alrededor de ese río de tristeza. Pero se preguntaba, ¿había valido la pena?, su casa estaba destrozada por completo. Sus hermanas y sus primos estaban desconsolados, veía a Antonio llorar y suplicarle a Pepa si podían ver si había quedado alguna de sus pertenencias entre todo ese caos de paredes, puertas y techos rotos.

-Lo siento, Toñito -musitó con voz ahogada, antes de escapar.

•••

-¡Mirabel! -gritaban a todo pulmón mientras caminaban sin rumbo alrededor del Encanto.

-Pajarito, ¿Me podrías decir dónde está Mirabel? -le pidió Antonio a un pequeño pajarito azul de pecho blanco que se posaba en un árbol, su don se había ido, por supuesto. Pero él guardaba las esperanzas de que quizá aún así pueda entenderle a la pequeña criatura.

Camilo y Dolores, que lo acompañaban, intercambiaron miradas y simplemente esperaron en silencio. El niño se volteó hacia ellos con ojos de perrito abandonado y lamentó:

-No lo puedo entender -Dolores lo tomó en sus brazos cuidadosamente.

-Tranquilo, Toñito, la encontraremos.

-Pero para eso hay que seguir buscando, vamos -habló Camilo siguiendo su camino, desde la desaparición de su prima y la destrucción de casita ya no bromeaba como antes, estaba serio y frío, e incluso algo distante, era evidente el cuánto le afectaba lo ocurrido, desde niño había sido muy unido con la chica aunque con el tiempo se habían distanciado. Por ello se culpaba a si mismo, pensaba que si su amistad hubiese seguido así de fuerte como lo era antes quizá él la podría haber ayudado, él podría haber cambiado el rumbo de la historia.

Isabela y Luisa habían tomado otro camino, caminaban en silencio de vez en cuando gritando el nombre de su hermana.

-Luisa, lo siento -espetó Isabela, causando confusión en la menor.

-Um..¿De qué estás hablando?

-Fui mala hermana, lo sé, tanto contigo como con Mirabel.

-Isa, no tienes que disculparte yo-

-Es que yo tenía tanto miedo de enfrentarme a abuela. No soy valiente y fuerte como ustedes dos, yo soy débil, intenté no mostrarlo pero soy solo una "chica bonita y perfecta, delgada y morena" que por dentro no es nada más que un ser humano normal con defectos...

-Pues tenemos algo en común, yo también soy débil, y también he intentado no mostrarlo. Pero ahora ya sabemos estas cosas de nosotras y no tenemos porque ocultarnoslo así que -miró a Isabela y le dedicó una cálida sonrisa- no más secretos, si?

-No más secretos -sonrió también, luego continuó hablando- todo este tiempo he vivido con el dolor, y me acostumbré tanto que incluso llegué a aprender a no sentir nada. Pero después... llegaba a mi cuarto por las noches y lloraba en silencio.

-No voy a permitir que sigas viviendo de esa manera, no está bien que hayas sido una marioneta por tantos años -bufó Luisa.

-Ademas -añadió mirando a su hermana mayor- me encanta tu nuevo vestido.

Imperfect - Isabela Madrigal ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora