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Por más que sonará ridículo no podía evitar pensar en el extraño suceso con la Vasquez.

Nunca había escuchado nada raro en la casa de ella, sin embargo, claro, no tenía superoido.

Pero Encanto era un pueblo de lo más pacífico, no se podría imaginar ningún problema que su amiga podría tener en su hogar. Decidió ir a buscar a Dolores, quizá ella apagaría un tanto su incesante duda.

-¡Dol! -corrió hacia ella.

-Isa, no te había visto, ¿qué pasa? -interrogó la del lazo rojo, con su tono tan calmado de siempre.

-Necesito que me digas lo que sepas sobre Amanda Vasquez.

-Oh, ¿tú amiga? -Dolores se mostró extrañada.

-Correcto, ¿qué sabes de ella?

-...Bien, ella tiene mascotas, es introvertida, le gusta leer...No sé mucho de ella. -mintió, sabía más cosas, pero no tenía permitido decirlas.

-¿Sabes algo de sus padres?

-¿Sus padres? Um, no, no sé nada. -mintió nuevamente, intentando ocultar su inquietud por el silencio que debía guardar.

-¿Segura?

Su don seguía dificultandole el guardar secretos, el silencio no era su lengua, su nacionalidad no era el secreto. Sus oídos estaban hechos para escuchar y su boca hecha para contar todo.

-Sí... -titubeó vacilante ante las insistencias.

Isa pudo ver un signo de duda en sus ojos, por lo tanto aprovechó.

-¿De verdad...? -insistió, haciendo un fuerte contacto visual.

-¡No! -soltó, como si se hubiese librado de una carga que llevaba en su espalda por un largo tiempo- ¡Los padres de Amanda se encargan de las exportaciones de muebles y objetos extranjeros a Encanto, ellos son horribles con Amanda, le pegan, le gritan, y todos los vecinos hacen oídos sordos porque gracias a ellos sus casas son decoradas con objetos lujosos! ¡Y abuela sabe de todo esto solo que no hace nada con el fin de tener buenos lazos con esa familia!

...

¿Qué?

¿Cómo es posible que nunca haya escuchado nada, que nunca haya notado nada? ¿Tan ciega era, o es que era un secreto resguardado tan bien que ni el mayor observador podría notar? ¿Cómo es posible que en el pueblo más pacífico haya tanta oscuridad? ¿Cómo es posible que...que su abuela no haya cambiado?

Era la misma egoísta mujer de hace un tiempo atrás.

Tenía tantas dudas, era un caso cuyos cables debía conectar para comprender que pasaba en realidad. Sin darse cuenta, al convertirse en amiga de esa chica se había transformado en el futuro de esta misma, pero estaba dispuesta a hacer lo posible para ayudar a su nueva amiga.



Imperfect - Isabela Madrigal ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora