Red Blood[Jungkook]+18

Capítulo 11

Narra Jungkook.

El reloj marcaba las doce treinta de la noche, en la habitación solo se podía escuchar la delicada respiración de mi amada Tn, mir el rayo que entraba, el color azul sígnica que ella está sola, sin algún vampiro que la vigile y el verde es que alguien, un sirviente de mi padre rodea el lugar, pero en eso, mire el color amarillo que significa que los seres que cuidaran de ella se encuentran rodeando para vigilar, pero aun así, no me gustaría dejarla, pero mi sed de hambre se está haciendo presente.

Salí por su ventana para dar un paso al suelo cayendo perfectamente, con mi mano hice cerrar su ventana junto con la cortina, al igual colocar el seguro en dicha ventana, comencé a caminar pensado quien seria mi alimento esta noche, es raro decir que nosotros no tenemos sueño, muy rara vez buscados ese "descanso" a lo que los humanos están teniendo, es mentira al decir que dormimos de día, el sol nos puede quemar, claro, pero como dije, con la tecnología de hoy en día nos ha ayudado a seres como nosotros enfrentar muchas cosas.

Me detuve en un callejón al ver a una hermosa chica caminar por la calle, su olor era tan dulce, pero su alma no lo era, su aurora tenia color negro, mire sus ojos donde logre ver como su vida es más que una mierda, fuma, consume drogas, esta en negocios chuecos, para ser sincero beber su sangre no me hará daño, pero al pensar creo que su muerte seria lo que busca. Caminé detrás de ella sin que de diera cuenta, pasé a su lado y ella solo me rodeo sus ojos.

—Fíjate, idiota.

—Hola muñeca, ¿Por qué estas de mal humor?

—¿Te importa? — dijo al fumar de su cigarro.

—Malas palabras, como mal carácter, interesante...

Mire como me regalo la famosa mirada que esperaba, termino del cigarro el cual aplasto con uno de sus pies, paso a lado mío para irse por el callejón, sin dudar fui detrás de ella y al verla como quito su top sonreí. Había sido más rápido de lo que pensé, caminé donde estaba tomándola del cuello, mis manos rodearon aquel pequeño cuello que con un mano basto.

—Vaya forma de hacer las cosas interesantes... —su voz estaba cortándose.

—Dime ¿Cuántos años tienes?

—Eso ¿Importa?

—¿Alguien te espera en casa? — delinee mis labios tan cerca de los tuyos.

—Claro que no, guapo...

—Excelente...— y eso era lo que quería escuchar.

Mi mano ejerció fuerza subiéndolo a su mandíbula para así poder callarla de la boca, mis piernas se colocaron sobre las suyas evitando poder moverse, sus manos estaban sobre mi brazo, queriendo detenerme.

—Una hija de puta que nadie espera, dime ¿disfrutas robar el dinero del bolso de tu mami? —reí— por eso te echaron de casa...— golpeaba más y más.

Sonreí mostrando mis colmillos, al verlos, sus ojos se abrieron más de lo esperado, claro que era de esperar aquella impresión, para alimentarme, no niego que me gusta andar de cacería, la primera cena de la noche, pero, por otro lado, terminó con la vida de aquellas almas negras, como lo es ella. Quería irse, podía leer su mente, estaba rezando que alguien apareciera y, desgraciadamente nadie la salvar.

Sin pensarlo mucho, clavé mis colmillos sobre su cuello, encajando en las venas donde corría la sangre para ser exacto, los enterré más formando el charco de sangre, impulsé su cuerpo hacia arriba escurriendo la sangre, volviéndolo en un charco, succione cada gota, probe cada una sintiendo el sabor dulce, nada amargo, la estaba secando por completo y al ver cómo perdió fuerza y cerró los ojos.