♡ Parte Treinta y Cinco

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Mina

No me desperté por el sol entrando en la ventana como Hikaru siempre la deja abierta para levantarme a una hora aproximada, no sentí la calidez de mis mantas que traje de Japón y tampoco tenía bajo mi cabeza una almohada infantil que me encantaba.

No, me desperté porque ya no tenía nada de sueño. Siento unas mantas gruesas y un cuerpo dándome tremenda calidez y mi almohada era el pecho de ella.

Nayeon.

Estaba tan temprano en la mañana derritiéndome por ella. Se me atoró el aire en la garganta por lo rápido que mi corazón empezó a latir de repente.

Sentía que en cualquier momento ella abrirá los ojos y me atrapará mirándola como una acosadora mientras ella está dormida. Su aroma a café fresco era encantador, y más ahora en pleno despertar.

Me mareaba sentirlo tan repentino pero era un mareo que soportaba porque me encantaba estar allí.

Desde hace mucho que no me teletrasportaba como de niña cuando mis padres me llevaban a mi habitación.

Yo recordaba haber dormido en el sofá arriba de ella y amanecí con ella aquí, solo tengo un recuerdo vago donde le decía que se quede. Ella aceptó y era tan lindo.

Ella era linda.

Recordé que no le avisé a Hikaru y probablemente se preocupó pero mi celular no lo encontré por ningún lado y supuse que estaba junto a mi bolso en el sofá.

Su habitación era fría, no de otra manera más que literalmente, el frío me hacía temblar y sentir mis vellos de los brazos erizar. Solté un suspiro cuando ella se movió abrazandome y trayendo esa calidez que siempre necesitaba, más ahora que tenía frío y la manta bajó hasta mi torso.

No sé si ella estaba despierta pero sus ojos estaban cerrados, aunque una de sus manos bajó por mi cuerpo, ocasionando mi debilidad, y tomó la manta subiendolas hasta mi hombro, abrigandome.

Moví mis pies para entrelazarlos entre sí, para soportar el frío.

— No pensé que estabas despierta... — su voz por la mañana sonaba algo ronca, casi como si estuviera enferma pero más clara y plana, se podría decir. Solo me hizo temblar más y al parecer lo sintió porque me abrazó contra ella mas firme.

— Solo fue hace minutos — con gusto, me puse en la zona de su cuello donde iban las marcas, también ahí era que acumulaba el aroma a café que tanto me gustaba.

Dejé un pequeño beso ahí, me gustaba poder tener la confianza de hacerlo más libremente aunque no hemos hablado de eso. Tenemos que hablarlo, ahora que recuerdo.

Me tendría que ir en un rato para con Hikaru porque le prometí acompañarla a un puesto de comida que le interesó y no se animó a pedir ayuda a Bahiyyih o alguien más. Bueno, el punto es que tendría que irme y quiero aclarar todo.

Pero primero, quiero mi buenos días felices.

Me levanté un poco, quitándome de su lado para ponerme encima y sentarme en sus piernas. Sus manos lucían y se sentían tan bien en mis caderas. Parecía desorientada y adormilada pero estoy segura que despertó por completo cuando me acerqué a su rostro y junté nuestros labios.

Y lo hizo porque primero murmuró algo sorprendida, ya después me siguió. Ahora mismo no me importaba mucho el aliento matutino y ereccion matutina de ella, solo me importaba sentir ese cariño de nuevo sobre mis labios.

Esa forma en la que cuidadosamente mueve sus labios sobre los míos y me da pequeñas caricias en la cintura, esa forma en la que hace todo me debilita, me encanta.

Se separó un poco y me miró.

— Mina... creo que deberías, eh — me dijo removiéndose y agachando la cabeza con las mejillas sonrojadas. Sabiendo a que se refería, me levanté sentándose en la parte casi final de sus muslos, evitando contacto con su erección para que pueda calmarse.

Sus mejillas rosadas solo la hacían más tierna y la manera en que no podía levantar la mirada por la vergüenza era tan linda.

— Lo siento... Es algo que... — preferí interrumpirla.

— No necesito que me expliques, necesito que me beses — no necesité mucho para sentirla de nuevo sobre mis labios.

Tal vez hablar sobre las cosas puede esperar un poco.

ALPHA AND LOVE // MINAYEONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora