-¡¡¡Lucerys!!! -gritó el Rey, pero su nieto no podía oírlo, sentía una extraña atracción hacia el dragón plateado, como si este lo estuviera llamando.-¿Cómo es esto posible?
Preguntó el soberano en Alto Valyrio a los cuidadores, al ver como su nieto se subía sobre la montura de la Bondadosa Reina Alysanne y el dragón despegaba sin recibir orden alguna. Obviamente Viserys estaba feliz de que su plan resultara, pero los dragones no son caballos, no se dejan someter tan fácilmente. Ala de Plata era lo suficientemente grande para tragarse a Lucerys de un solo bocado si así lo hubiese querido.
-Solo se ha presenciado algo parecido una vez en el pasado Majestad. Cuando el Príncipe Daemon reclamó a Caraxes.
-Daemon. - Viserys pronunció con melancolía el nombre de su hermano. Era bien sabido que Daemon jamás le daba órdenes a Caraxes, durante la guerra en los Peldaños de Piedra, no se escuchó ni un sólo Dracarys en los 10 años que duró el conflicto. Se creía que si jinete y dragón poseía un caracter similar, esto los ayudaba a desarrollar un vínculo aún más estrecho entre ambos.
"Tal vez la personalidad dócil de Lucerys está en sintonía con la de Ala de Plata."
Decidió el monarca, lo importante era que ambos príncipes eran ahora jinetes de dos de los dragones más longevos con vida. La noticia no se hizo esperar y ambos fueron recibidos con aplausos y honores cuando regresaron a la corte. Viserys había ordenado un gran baile para celebrar el éxito de su "pequeña aventura" como quedaría registrado esa anécdota en las crónicas más adelante.
-Muchas felicidades mi amor, estoy muy orgullosa de ti. - le decía la princesa Rhaenyra a su hijo mientras lo abrazaba.
-¿No estás molesta madre? - preguntó el pequeño Velaryon.
-¿Molesta? -Rhaenyra no entendía la pregunta. -¿Por qué estaría molesta mi vida?
-Porque te ha quitado el título. -explicó Aemond. -Luke es ahora el jinete de dragón más joven que ha existido. -llamar de una forma tan informal a Lucerys le costaría un fuerte regaño por parte de su madre más tarde, pero en ese momento el pequeño Targaryen no era consiente de su error.
- Oh... es cierto. -Rhaenyra ya se había olvidado de aquello, era cierto que poseía el título, pero ella simplemente había montado a Syrax en cuanto el dragón alcanzó el tamaño suficiente como para soportar su peso. Con sólo 7 años, la princesa ni siquiera estaba enterada de que los cuidadores tenían ese tipo de registros sobre los dragones y sus jinetes, así que nunca le había dado demasiada importancia. -No te preocupes mi cielo, lo importante es ya puedes volar por tu cuenta ¿Era lo que deseabas no? Cuéntame ¿Qué sentiste?
-No quería bajar madre, -admitió el pequeño, aunque Rhaenyra ya esperaba esa respuesta. Sus hijos habían volado con ella en Syrax muchas veces y Luke siempre era el más triste de los tres cuando tenía que bajarse. - pero los cuidadores dijeron que era peligroso.
Lucerys y Aemond explicaron que a los entrenadores les preocupaba que "al ser tan jóvenes" perdieran el control y sus monturas los llevaran hasta el otro lado del mar, como le había ocurrido a la hija de la Reina Rhaena cuando reclamó a Balerion. Claro que, se debe tener en cuenta que "El Terror Negro" había sido la última criatura viviente en contemplar la antigua Valyria en todo su esplendor, ni Vermithor ni Ala de Plata habían salido nunca de Poniente, por lo que difícilmente se podría considerar que los jóvenes príncipes corrieran peligro en ese sentido, pero era mejor no arriesgarse.
Así que se acordó que los dos niños podrían salir a volar "sólo" bajo supervisión hasta que fueran mayores, si bien esta orden fue desoída por ambos con regularidad. Rhaenyra y Laenor tenían responsabilidades, por lo que disponían solo de un lapso de tiempo determinado para volar durante el día. Vermax era demasiado pequeño aún y Fuegosolar, el magnífico dragón dorado que era el orgullo de Aegon, no podía seguirle el ritmo a sus congéneres mayores durante demasiado tiempo. Por lo que Aemond y Lucerys se pasaban horas volando sobre la Fortaleza Roja, sobre Desembarco del Rey y la Bahía del Aguasnegras, incluso solían escaparse hasta el Bosque Real. Todo esto para el disgusto de su madre.
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Amores y Dragones
FanfictionLucerys Velaryon y Aemond Targaryen han nacido para odiarse, desde la primera vez que se vieron tuvieron claro que su destino era luchar hasta que uno de los dos dejara este mundo, entonces ¿Qué ocurre? ¿Podrá este inocente amor evitar la Danza de D...