-¿Hacia donde vas con tanta urgencia puequeño? - le preguntó su abuelo.
Lucerys hacía un esfuerzo inútil por secar sus lágrimas para que no lo vieran llorar, pero no lo consiguió. Su abuelo despidió a Sir Harrold Westerling y le pidió al pequeño que lo acompañara a su habitación, donde el niño no tuvo más remedio que contarle lo que había pasado.
-Me temo que Aemond no mintió Luke, -le contó el rey Viserys con gran pesar. - estas peleas infantiles deben terminar de una buena vez. Somos familia.
-Abuelo ¿Tan importante es tener un dragón? -se atrevió a preguntar el pequeño.
-Para un plebeyo no, -explicó el Rey con paciencia. -Para nosotros un dragón es mucho más que un arma Lucerys, la conexión entre montura y jinete es única. Un vínculo inseparable que los conecta de una forma que no puede ser explicado con meras palabras, y que sólo se hace más fuerte con el paso del tiempo.
-El tío Daemon me dijo una vez que un dragón nos da poder para hacer lo que queramos.
-Y es cierto, desafortunadamente. -El Rey bajó la cabeza.
-¿Por qué desa... desi... des..?
-Desafortunadamente. - corrigió el soberano, luego de que la inocencia de su nieto le robara una sonrisa. - Daemon no mintió Lucerys, un dragón te otorga un poder inigualable. No hay nada en este mundo capaz de hacerle frente a tales criaturas, pero ese poder es un arma de doble filo, pues los hombres son seres ambiciosos y muchos son propensos a dejarse corromper por el poder. Un Targaryen, un verdadero Targaryen, no es el que posee el dragón más grande, sino el que aún teniéndolo decide no usarlo para lastimar a otros, recuerda eso siempre.
-Lo recordaré abuelo. -prometió el niño. -pero tú nunca usarías un dragón para hacer algo malo. Tú eres bueno abuelo.
-Intento serlo pequeño. De veras eso intento. -masculló el Rey mientras revolvía el cabello de su nieto.
-Desearía que Aemond y yo tuviéramos dragones. -admitió. -me gustaría saber que se siente volar, y tal vez así mi tío no estaría tan enojado todo el tiempo.
-Es muy noble de tu parte pensar de esa manera Lucerys ¿Te cuento un secreto? pero debes jurar no decirle a nadie. -cuando el niño asintió, el Rey continuó. -Hace algunas lunas que tengo una idea rondando mi vieja cabeza, si funciona, creo que tu deseo se puede cumplir pequeño ¿Qué te parece?
-¿Lo juras abuelo? - al pequeño Velaryon le brillaban los ojos de la emoción.
-¿No te fias de este anciano? - preguntó con sorna el soberano. - necesito que este sea nuestro secreto, por una semana al menos ¿Puedo contar contigo?
-Si, te lo juro abuelo, no diré nada, tienes mi palabra.
Y así inició la semana más larga de la joven vida de Lucerys Velaryon, el pequeño príncipe se iba a la cama cada noche pensando en cual sería la sorpresa de su abuelo. Cuando el día finalmente llegó, el niño era incapaz de dejar de sonreír.
-¿Tú sabes cuál es la noticia que nos tiene preparada tu abuelo, verdad? - le preguntó su madre.
-No madre, no tengo idea. -la imagen de su hijo sonrojado y evitando mirarla a los ojos era tan tierna que Rhaenyra no pudo evitar abrazarlo en ese momento.
-Vamos mi niño, salgamos de dudas todos juntos entonces. -En el "todos" se incluían los Hightower, de hecho, Sir Otto tenía la esperanza de que se tratara de un cambio en lo referente a la sucesión, pero sus esperanzas se vinieron abajo cuando Viserys declaró su intención de llevarse a los infantes Aemond y Lucerys con él a Rocadragón. Una vez ahí, intentarían reclamar a uno de los dragones que habitaban la Isla.
ESTÁS LEYENDO
Amores y Dragones
FanficLucerys Velaryon y Aemond Targaryen han nacido para odiarse, desde la primera vez que se vieron tuvieron claro que su destino era luchar hasta que uno de los dos dejara este mundo, entonces ¿Qué ocurre? ¿Podrá este inocente amor evitar la Danza de D...