-¡Otra vez! - Gritaba Lucerys.
El pequeño Velaryon se levantaba una y otra vez, mientras Sir Criston lo derribaba. El entrenamiento ya había terminado, pero Lucerys insistía en continuar.
-¿Sabes que le ocurre? - preguntó Aemond a Jacaerys.
-No, -respondió el mayor de los Velaryon. -ha estado comportándose así desde que volvimos del funeral de la tía Laena.
-Si continúa así se hará daño. -la preocupación del Tuerto estaba justificada. Lucerys se estaba esforzando demasiado en los entrenamientos. Casi había perdido la cabeza a manos de Sir Criston Cole el día anterior, su maza estuvo a punto de destrozarle el rostro, lo cierto era que su instructor era bastante cruel con los hijos de Rhaenyra. - ¿Es qué no se da cuenta ?
Aemond observaba en silencio a Sir Criston, sus manos se cerraban aún más en dos puños con cada golpe que le daba a Lucerys. El último había sido demasiado, el pequeño Velaryon estaba en el suelo, contrayéndose por el dolor mientras contenía las lágrimas.
-¡Suficiente! -Aemond tomó a Lucerys del hombro y lo sacó fuera de ahí, o eso pretendía.
-El entrenamiento aún no ha terminado mi príncipe. -Sir Criston aún no había tenido suficiente.
"¿Quieres morir Cole?"
-El entrenamiento terminó hace horas, si siguen aquí, es sólo porque Lucerys así lo quiere.
-Y aún quiero, -el pequeño Velaryon hizo un esfuerzo por zafarse del agarre del Targaryen. -yo...
-No te lo estaba preguntando. -Aemond lo tomó del brazo con fuerza. -es todo por hoy. -hizo ademán en irse, pero Sir Harwin se atravesó en su camino.
"Maldición."
-Tal vez yo debería escoltar al príncipe Lucerys a su habitación Alteza. -Sir Harwin intentó separar a los dos niños, lo que solo hizo enojar aún más a Aemond.
-¡Quíteme sus manos de encima! - gritó, sabía que Sir Harwin era el padre biológico de los tres hijos de su hermana, sabía que sólo intentaba proteger a Lucerys, pero que alguien lo apartara tan violentamente de él hacía que su sangre hirviera.
-No olvide su lugar Strong, él es el príncipe. - Ver como el Caballero Blanco se aprovechaba de la situación ponía enfermo al pequeño Targaryen.
-Cuidado Cole, yo no soy un niño de cinco años. -Amenazó Sir Harwin.
-¿Cuestiona mis métodos de educación Sir?
-Sólo espero que esos métodos sean aplicados a todos los príncipes por igual.
-Muy bien, Jacaerys ven aquí. -Aemond alejaba a Lucerys del patio de entrenamiento. No veía la discusión y apenas escuchaba murmullos a sus espaldas. -pelea con Aegon.
-¿Qué te ocurre? -le preguntó el Tuerto a Lucerys cuando estuvieron a solas. El Velaryon ni siquiera lo veía a la cara. -No has hablado conmigo desde que regresamos Luke ¿Qué te ocurre? ¿Es por la cicatriz? ¿Te asusta? ¿Ya no quieres ser mi amigo?
-¿Qué? -las preguntas eran tan absurdas que Lucerys al principio pensó que había escuchado mal. -¿Cómo puedes pensar algo así? Por supuesto que quiero ser tu amigo Aemond, pero...pero...
-¿Pero qué? - Aemond no soportaba ver a Lucerys llorar, era una imagen que lo destrozaba. No podía lidiar con el Velaryon en ese estado, pero este silencio le resultaba 1000 veces peor.
-¿Por qué no me odias? Mírate, - Lucerys acarició el rostro del Targaryen, sus pequeños dedos rozaban los vendajes alrededor del ojo de Aemond. -Estás así por mi culpa.
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Amores y Dragones
Fiksi PenggemarLucerys Velaryon y Aemond Targaryen han nacido para odiarse, desde la primera vez que se vieron tuvieron claro que su destino era luchar hasta que uno de los dos dejara este mundo, entonces ¿Qué ocurre? ¿Podrá este inocente amor evitar la Danza de D...