Miedo.

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La calle estaba sola y Mathew me había parado de seguir un par de minutos atrás,no sabía a que se refería con que aún me amaba pero yo no sentía ya ese vuelco en el corazón cada vez que decía amarme,no merece mi perdón en lo absoluto.
Prendí mi celular luego de varios días de dejarlo olvidado.
30 llamadas de mi abuela.
3 de mi madre.
2 de Mathew hace 3 minutos.
Suspiré y devolví la llamada a mi abuela.
Tenía ochenta años y era una de las personas más dulces que pueden existir en la Tierra, me contó sobre las aventuras de mis tíos,agradecía que aún no perdiera la memoria sino todo lo vivido con ella se echaría a la basura automáticamente.
Entró otra llamada y colgué a mi abuela,fui una estúpida al pensar que sería alguien que valdría la pena.
Era mi madre.
—Danielle —dijo con un gruñido, me quedé en silencio— . Escucha, niñita  .Fuiste con tus mentiras a tu padre y... ¡por ti! —gritó—  este matrimonio se daña, ojalá no hubieras nacido —colgó.

Las lágrimas cayeron rápidamente, un golpe sonó en la puerta, al asomarme asustada vi en la puerta a Mathew, solté un grito ahogado y una maldición por lo bajo. ¿Qué quería?

Parecía loco, tenía miedo de que viniera para maltratarnos a mi bebé y a mí, estaba asustada. La puerta se abrió haciendo un gran ruido, me aferré a las mantas de mi cama como si fueran mi protección.
—¡Danielle! —gritó con furia, entró a mi cuarto y en cuanto me vio sus ojos demostraron más rabia que nunca, estaba muy asustada.
—Mathew —dije tratando de sonar tranquila pero mi voz se convirtió en un susurró, casi en un hilo de voz junto con mi voz quebrada.
—¡Ven acá! —gritó desde la puerta,negué con la cabeza y de un momento a otro me agarró del brazo con fuerza. Estaba ebrio, lo sabía por su olor combinado con otras sustancias.
—Mathew, no —le rogué.
—Eres mía —apretó mis mejillas con una de sus manos. Las lágrimas caían con una furia indescriptible.
—Mathew... —susurré.
No respondió.
—Vete —sollocé.
—No.
—Sí.
—No, Danielle.
—Estás ebrio...
—No me digas —dijo con un aire comediante y obvio a la vez
—Vete —pedí por milésima vez — . Necesito descansar.
  — Descansa —ordenó, y sin dejarlo si quiera reaccionar escapé al cuarto de Jules encerrándome en éste y poniendo obstáculos en la puerta para evitar su entrada.
Las lágrimas salían y vi el teléfono en el tocador.
— Policia Nacional, ¿cuál es su emergencia? —contestó un joven.
—Mi ex -novio ha entrado a mi casa ebrio y no sé —susurré.
—Dame tu dirrección, las patrullas van en camino —y así lo hice hasta que fui interrumpida por un grito rabioso.
—-¡Jodida,puta! ¡Abre! —los gritos y golpes de Mathew eran cada vez  más fuertes.

—Ayuda — susrré, el joven intentaba darme alientos.

—Danielle —sus golpes se detuvieron de repente... como si se hubiera rendido.


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¡Hola! ¿Cómo están? :D no los he visto muy activos :c
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EMBARAZO ADOLESCENTE.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora