EMBARAZO ADOLESCENTE.

Juzgar.

Había optado por ir a visitar a Georgia y en parte estaba contenta y emocionada de verla luego de tanto tiempo pero en parte quería correr —si pudiera— de tan solo pensar en mi encuentro con Jules o incluso mis padres.
Llegué a mi destino, estaba frente a la casa donde viví y comprendí mucho por mí misma, tenía una llave —por si acaso—que Georgia me había cedido pero al momento de introducirla la llave cayó y tuve que agacharme con mucho cuidado, como la doctora me había indicado ciento de veces.

Escucho un carraspeo y algo como un gruñido pasando a mi lado, levanto la vista encontrándome con un hombre mirándome de manera extraña, como con lástima y asco a la vez. Lo miró lo peor que puedo y me levanto lentamente.

—Estamos jodidos —murmuró y siguió con su camino.

«¿Jodidos por qué?» me preguntó y  recuerdo que pensaba lo mismo que aquel hombre respecto a las adolescentes embarazadas.

Las juzgaba como aquel hombre me juzgó.

—Danielle —volteo para encontrarme con la voz que me llama. 

Jules.

—Hola —sonrío y lo abrazo como si todo estuviera bien y buscando algo en que aferrarme tras lo ocurrido minutos antes.

—¿Todo bien? 

—Sí —miento—, ¿tú cómo estás?

—Bien, gracias —me da espacio para entrar y luego él.

—¡Aquí estamos, abuela! —grita Jules desde la entrada para acto seguido, Gerogia salir casi corriendo de la cocina a abrazarnos, me dio besos en al frente y consintió al bebé.

—¿Ya sabes el sexo? —preguntaron al unísono.

—Sí. Es niño —sonrío recordando la consulta.

—Ay. Qué alegría —Gerogia da un aplauso—. ¿Has pensado en el nombre?

—Sí. Creo que se llamará Ashton.

—Lindo nombre —Jules comenta asintiendo y yo imito su movimiento con la cabeza.

—¿Quieres algo, Danielle? Creo que ustedes tienen que hablar.

—Eh, sí por favor —respondo confusa mirando a Jules quien tiene la mirada en otro lado.