EMBARAZO ADOLESCENTE.

Recuerdos.

____________________________________________________________________________________

Mathew:

Cada día es más fácil vivir sin ti, no entiendo como podía ser tan tonta y rogarte que volvieras cuando aquí tengo mejores oportunidades y una gran vida.

Estos últimos días no me he sentido bien de la salud por tal motivo tendré que tomar el atrevimiento de pedir que empieces a responder por el bebé o será necesario ir con tus padres (quieras o no) o respondes o lo haré.

Sé que les temes y que temes por tu dignidad :) envía dinero para el hijo que quería tener alguna vez conmigo.

Saludos.

Danielle.

____________________________________________________________________________________

Lo pensé varias veces y por miedo la guardé al igual que con la anterior carta.

La casa estaba sola al igual que yo, constantemente me sentía sola y no sabía a quien acudir. Kate tiene a su novio y una vida; mi abuela tiene ocupaciones en el hogar; mis padres me detestan y la comunidad se burla de mí. 

Prendí la laptop mientras buscaba algunas canciones por descargar pero mientras buscaba entre mis archivos encontré diferentes fotos de Mathew y yo besándonos, los recuerdos me invadieron al instante haciendo así que la nostalgia volviera luego de tantos días .

¿Por qué siempre pasaba algo que me recordara la pérdida de Mathew?

Chequeé foto por foto mientras recordaba lo que había sucedido en ésta.

Mathew y yo nos besábamos en un centro comercial. Recuerdo que hasta ahora nuestra relación crecía, que yo no sabía si lo amaba o lo quería o siquiera qué significaban esas palabras. Mathew sonreía a la nada mientras le tomaba fotos desprevenido.

Llevábamos un año y mis sentimientos estaban aclarados, todo era demasiado perfecto en aquella época. Nunca pensé que dos años después quedaría embarazada de aquel chico y éste me abandonará por su dignidad. Era muy obvia la importancia de la dignidad para él.

Al principio me negaba frente a sus amigos, yo era una simple chica desconocida para él y era lo que dolía. El teléfono comenzó a sonar sacándome de mis pensamientos.

—¿Aló? —contesté.

—¡Danielle! —escuché un alarido al otro lado de la línea. Genial.

—Mamá —contesté sin ánimos.