Ann

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Me llamo Ann , tengo 22 años  y estudio Arte en la Universidad Creativa Latinoamericana, siempre me a gustado pintar y deseo ser una gran crítica de arte. Lastima que eso tal vez no suceda jamás.

Desperté muy temprano, ya que tenía qué prepárame para ir a la universidad, debía entregar un par de proyectos y terminar unas prácticas.

Tome el camino de siempre en dirección a la uni, era una fría mañana, el viento soplaba y rozaba mi rostro, esto provocó un leve sonrojo en mis mejillas y mi nariz, pero no impidió que llegara a la universidad.

La mayor parte del día tuve clases y entrada la tarde decidí quedarme a terminar una práctica, sobre arte contemporáneo, debíamos hacer una pintura y contrastarlo con un reporte, amaba pintar y  para cuando me di cuenta la tarde había llegado eran más de las 6, me había emocionado y perdí la noción del tiempo, si no me apresuraba perdería el metro a casa.

Camine de la universidad a la estación de trenes, pero no pude alcanzarlo, pedí indicaciones en la taquilla y me dijo que el siguiente metro  pasaría en un  hora, me preocupe un poco ya que llegaría tarde a mi parada y para esa hora el sol ya habria caído, pero mi preocupación se fue cuando calculé cuánto tardaría en llegar a casa, solo eran tres cuadras y no pasaría nada si por una vez caminaba de noche, al fin y al cabo  me encontraría con algún conocido.

Mientras esperaba el metro, decidí avanzar en mi reporte, gracias al cielo traía mis anotaciones y la información en mi celular, mientras la hora pasaba pude terminar una buena parte y cuando llego el metro me subí, este iba prácticamente solo, a excepción de otra chica y de un hombre que hablaba por teléfono.

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"En ese momento me hubiera gustado prestar más atención, el hombre me miro y sonrió, dijo algo en el teléfono y colgó , tal vez otro gallo me cantara si le hubiera avisado a alguien para que me encontrará"

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Cuando llegue a mi parada, me bajé,  el hombre se levantó y se bajó, paso de largo a mi lado y desaparecio entre la gente, no le tome mucha importancia. Salí de la estación del metro y camine a mi casa, la noche  era fría y la calle estaba deshabitada, esto me erizo la piel, pero en mi mente solo apareció la idea de caminar rápido para poder llegar lo más pronto a casa.

Iba en la segunda cuadra cuando una camioneta negra de vidrios polarizados se atravesó en mi camino, me asusté mucho y corrí en dirección contraria, llegué a la puerta de una casa y toque gritando que me ayudarán pues una camioneta me seguía, no me abrieron y solo pude ver cómo apagaban la luz de la calle, me quedé en completa oscuridad y seguí corriendo, decidí doblar la esquina  para llegar a una tienda cercana, pero cuando di la vuelta un hombre me detuvo, me cubrió la nariz y la boca con un pañuelo y me empecé a marear poco a poco mis ojos se cerraron y al fondo pude escuchar:

-Les va a encantar, es una belleza mexicana, de piel clara, buen cuerpo y  lo más importante vale mucho, no  se vallan a  atrever a tocarla, arruinaron a la anterior, su valor fue menor

-Si lo que digas, quien se imaginaria que esa maldita me morderia, quería defender su virginidad a toda costa , se merecía eso y más

-te dije que a los clientes no les gustaban con  heridas y menos en su cara, además si son virgencitas, valen el doble o más. Más te vale no tocar a esta, es muy bella pero investigamos  si es virgen, antes de tocarla.

-lo que digas, pero si no lo es pido que sea mía primero

Ann agradeció al cielo mantener su virginidad intacta, al menos esos tipos horribles no la tocarían, poco a poco el cloroformo logró su propósito, Ann estaba a merced de los tratantes de blancas. En la calle solo quedó su mochila tirada, había pasado a formar parte del número de jóvenes desparecidas en la ciudad de México.

"Cómo alguien puede no ayudarnos en situación de peligro, la única persona cerca apagó la luz y me dejó a Merced de esos tipos, que será de mi ahora"

Vendida a la Mafia Rusa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora