No sé cuánto fue el tiempo que estuve llorando, me estaba empezando a calmar cuando pude escuchar unos pasos y después tocaron la puerta, de nuevo era el guardaespaldas.
Guardaespaldas: Señorita, salga de ahí, por favor mi jefe quiere verla, está en la parte alta del barco.
Ann: no voy a ir, no saldré, son unos miserables no voy a ir a ningún lado.
Guardaespaldas: señorita por favor, hágalo por las buenas, tengo una pistola conmigo y no dudaré a usarla, además si quiero la puedo sacar a rastras de ahí, pero estoy siendo bueno.
Ann: bueno, pero yo saldré por mi cuenta ( no puedo hacer nada más, al fin de cuentas estoy a su merced).
Abrí la puerta y el hombre me indico el camino, al menos actuaba amable. Lo seguí por el corredor y cuando llegamos a la cubierta el hombre estaba hablando con un guardaespaldas, eso parecía, este le entrego un maletín y dijo:
- llévatela dile que muy pronto nos vemos, que fue un placer renegociar y tú preciosa pórtate bien pronto nos veremos a encontrar..
El guardaespaldas me cargo como un costal de papas, como si solo fuera un paquete, me bajo del barco, camino conmigo en su espalda por la plataforma hasta llegar a lo que parecía un helipuerto, llegamos hasta una avioneta, era muy lujosa, me bajo y me dijo que abordara.
Pero cuando entre solo había dos hombres, ambos eran guardaespaldas, aunque uno de ellos me pareció muy peculiar, era muy guapo, pero en qué pensaba, eran los hombres de un maldito que me compró.
Uno de ellos me entrego una nota, la abrí y la leí:
"Pronto nos conoceremos, no pude evitar recuperarte, había ofrecido lo que fuera por ti, mis hombres te escoltaran a mi casa, nos veremos pronto, espero que cuando llegue el momento, sepas tan deliciosamente como pareces"Mire a ambos, ellos solo asintieron, dieron la orden al piloto y la avioneta despegó, ahora sí no había salida, ni siquiera sabía en manos de quién me encontraba, podía ser uno de esos viejos horribles que ví, que importaba, mi vida estaba arruinada.
Me recosté en un sillón que había y entre sollozos me quedé dormida, no había pegado el ojo la noche anterior así que estaba lo suficientemente cansada para permanecer despierta y esos hombres no me dañarían por miedo a su patrón.
Uno de los guardaespaldas me despertó, no sabia cuánto llevaba dormida, seguro fue un buen rato porque, la avioneta había aterrizado y ya era de noche.
El joven le indico que debía acompañarlo, era un joven Ruso tan atractivo e inteligente, dominaba muy bien el español, pero tenía su acento ruso, le dió mucha confianza a Ann y lo siguió mientras bajaban de la avioneta.
Ann:. cómo te llamas y a dónde me llevas?
G: Me llamo Once, vamos a tu nuevo hogar.
Ann: Que clase de nombre es ese, Once es un número, querrás decir me llevas a mi nueva prisión.
Once: No tenemos permitido decir nuestros nombres, solo el jefe los conoce y entre nosotros nos conocemos por número, soy el guardaespaldas número Once. No creo que el jefe sea tan malo contigo, solo es cuestión de conocerle
Ann: si como a ti no te va a violar un extraño, no serás tomado a la fuerza por una bestia.
Once: te da tanta repulsión el jefe?
Ann: no lo conozco pero para comprarme por tanto dinero no creo que sea tan bello, además si lo fuera sería el mismo resultado.
Once: no te preocupes, el no se encontrará en la mansión, al menos no durante un mes, así que tranquila, yo cuidare de ti mientras tanto.
Ann: bueno eso suena mejor.
Once: pero no intentes escapar, el te encontrará a donde sea que vallas, es uno de los 4 jefes de la mafia Rusa, no tendrá piedad de ti si te vas.
Ann asintió, no entendía porque Once no le daba tanto miedo, era tan guapo y tan amable que le parecío un rayito de sol en esa fea oscuridad.
Habían caminado un buen rato por la vereda que subía del pequeño aeropuerto, cuando llegaron a la entrada de una hermosa mansión
El ruso tenía buen gusto, era preciosa, pero para Ann era una jaula en la que permanecería encerrada, condenada hasta que ese hombre volviera para reclamar su compra.
Ann sollozo cuando la puerta se cerró tras ella, Once le dió unas palmaditas para que no se sintiera tan mal, este gesto le pareció tan amable, acaso a él le importaba su sentir, se alegró al menos alguien la consideraba como un ser humano, le dió una sonrisa melancólica y lo siguió por una gran escalera, hasta llegar a la puerta de una habitación.
Once le dijo que esa sería su habitación y que en ella había comida, que descansará, comiera algo y se diera un baño, que el volvería al día siguiente para llevarla a conocer la casa por completo.
Ann asintió y entro cuando cerró la puerta se echó a llorar, como termino en las manos de un mafioso ruso, del cual no podría escapar jamás.
"Dios mío que hago, solo quiero salir de aquí, por favor ayúdame"
ESTÁS LEYENDO
Vendida a la Mafia Rusa
ActionFui vendida a los Jefes de la Mafia Rusa, me tocaron, me violaron, hasta que uno me robó el corazón, como diablos me he enamorado de mi violador...