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Trataba de no lucir confundida, pero no podía negar que sentía el cuerpo y la boca entumecida, había hablado con el Príncipe, le había explicado la situación con lujo de detalle y Shoto lo había entendido, pero no podía quitarse de la cabeza el rostro de pavor y tristeza que le había dedicado con sus primeras palabras. La pesadumbre en su pecho y el picor en sus ojos le estaban suplicando que por favor buscase un lugar donde esconderse un rato del mundo, el nudo en su garganta avisaba con desespero que no hablara, sus palabras tenían riesgo de romperse.

Caminaba con rapidez, tratando de huir de cualquier contacto humano, en ese momento más que nunca necesitaba hallar un lugar seguro donde poder estar sola, necesitaba procesar correctamente sus sentimientos. De camino a su tienda, esquivando a tantos soldados como podía y limitándose a asentir con la cabeza como un saludo corto, sus esperanzas de poder estar sola se derrumbaron al ver a Izuku Midoriya, Ochako Uraraka, Tenya Iida y Denki Kaminari frente a la entrada del único lugar seguro que estaba segura tenía. Abrumada y con la mandíbula apretada en un inútil intento de suprimir el nudo en su garganta, dio una rápida media vuelta huyendo a algún otro lugar.

  — ¡Hey, Aiko-chan! ¿Qué sucede? ¡Aiko-chan!— la voz de Denki llamándola solo hizo todo más difícil, decidió comenzar a correr a pesar de las heridas de su cuerpo, pero eso no detuvo a su amigo—. ¡Aiko-chan! ¡No huyas, háblame de tus sentimientos!

A pesar de que la condición física de la exgeneral no era la mejor, aún así Denki no conseguía alcanzar su velocidad, fue un largo trayecto en el que no se creía que con todas esas heridas de flecha que necesitaban más tratamiento no conseguía siquiera sacarle un poco de ventaja. Fue suficiente que Aiko se metiera entre unas tiendas y comenzara a mezclarse entre la gente para que la perdiese de vista. Dio un largo suspiro, rendido y con una presión en el pecho que le decía que tal vez debería darle algo de tiempo.
 

  — Aiko-chan... ¿Por qué parecía que ibas a llorar?

Entró tienda por tienda, pidiendo permiso y preguntando por su amiga, perdiendo a cada segundo la esperanza de encontrarla a medida que nadie le daba una pista de su paradero. La última de la fila era una gran tienda ornamentada con la bandera de Bishajin, las dos cabezas de Dragón de color rojo sobre un fondo blanco le avisaron que sería insultado apenas llamara para pasar. Pidió permiso, hallando al imponente Rey del reino vecino de espaldas a la entrada, con su infaltable capa roja.

Katsuki lo miró por encima del hombro, sin siquiera darse el trabajo de voltear.

  — ¿Qué quieres?— cuestionó con un tono gélido, perforando al no invitado con sus orbes carmines.

Kaminari tuvo el impulso de echarse para atrás, pero no podía quitarse de la cabeza la expresión que estaba en la cara de su amiga, podría soportar lidiar con ese temperamental rey por ella.

  — ¿Haz visto a Aiko-chan? En serio necesito encontrarla— exclamó casi suplicante, poniendo más énfasis en sus palabras con sus manos.

  — Que tontería, ¿qué haría Ángel por este lado? Lárgate si pretendes seguir diciendo idioteces.

Ante la voz de irritación y el lenguaje corporal agresivo que le estaba mostrando Katsuki, rendido, Kaminari decidió seguir buscando por otros lados, no sin antes darse cuenta de los cabellos rubios que apenas sobresalían por el costado de la capa roja del Rey. Pudo sacar el aire de sus pulmones y destensar su cuerpo finalmente.

  — Sí la ves, ¿podrías decirle que quiero hablar con ella? Se veía triste— apenas si recibió un chasquido de molestia por parte del monarca—. Gracias Kaachan.

Denki huyó con rapidez de ese lugar, pero ya más tranquilo. Katsuki era un bruto, mal hablado, irritante y gritón, pero sabía que si se había tomado el trabajo de esconderla y mentir por ella, Aiko estaría bien. La seguía dando repelús la delicadeza que el monarca había demostrado para con la exgeneral, incluso se había enterado de la salida en caballo y del desayuno que habían compartido, sin hablar de la danza de la noche anterior, lucían como dos amantes apasionados y Denki tan solo era un observador de como se estaban dando las cosas, sin siquiera pensar en irrumpir.
Ya a una distancia segura para su vida, puso las manos en sus bolsillos y se encaminó de vuelta a donde estaban sus amigos.

•Dominio de Bestia• [Katsuki Bakugo × OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora