El remolino de emociones en su pecho aún no cesaba, el nudo en su garganta parmanecia intocable aunque un par de lágrimas hubieran sido derramadas por aquel anciano, no podía deshacerse de esa pesadumbre.
Todos lloraban en agradecimiento a excepción del único humano allí presente, Torino se mantenía impasible mientras miraba sus inutilizados pies y los trozos de grillete que alguna vez habían rodeado sus muñecas y tobillos. No se retractaba de haber ayudado a esa joven, tampoco se arrepentía de haber dado todo de sí para darle tiempo y a ese punto, no podía encontrar nada por lo que arrepentirse. Los cortes en sus tendones eran una dolorosa herida que aún escocía pero la realidad es que ya no podía hacer nada. Sorahiko no podía volver a usar su magia, sus pies nunca se volverían a propulsar a velocidades cuestionables, pero estaba bien para él, ya era un anciano que había servido su tiempo.Aiko caminaba de un lado al otro mientras intentaba pensar que haría con tantos heridos, no podían ser llevados a alguna aldea humana y la realidad era que la capital de Bishajin estaba demasiado lejos como para intentar llevarlos a pie ella sola. La única forma en la que ella había logrado llegar aquella vez a la capital herida fue por su increíble condición física y resistencia que no le permitió caer fácilmente. A diferencia de los heridos, la mayoría estaban vendados habiendo agotado hasta el último recurso de su equipaje y hasta había desgarrado por propia ropa para vendarlos, mientras que ella tenía los brazos entumecidos y sus manos hormigueaban.
El hambre de un día entero hacía doler las paredes de su estómago creando un doloroso vacío, mas su hambre no era nada comparado a la de esas pobres personas que quien fuera a saber hace cuanto no consumían siquiera una gota de agua, hasta la última miga de su pan se los había dado y aunque estuviera padeciendo también, no iba a quejarse ni decirlo en voz alta. Esa gente lo último que necesitaban era a alguien que se estuviera quejando.Caminaba en círculos tratando de descifrar que podría hacer ahora. Se había metido en un aprieto, no había hecho caso a lo que Torino le había dicho y sin pensar había deshecho esas cadenas, por lo que lo más seguro era que en ese momento los Guardias Reales estuvieran dirigiéndose hacia allí. Miró a la barrera, apenas estaba a tres kilómetros y medio, el bosque no era muy espeso en esa área a diferencia de otras y las cruces estaban puestas de forma que demostraba que los verdugos de esa gente conocían esa ruta extraoficial.
Con un rostro impasible, fijó sus ojos en los heridos. Apenas dos de los doce que habían crucificado estaban sanando levemente, suponía por las ventajas de su raza, una había fallecido y los ocho restantes daban alaridos del dolor que sentían. Alzó la vista al cielo que se iba cubriendo de negras nubes y luego la bajó a tierra, observando los polvorientos caminos por donde las carretas se habían movido desde la lluvia anterior, habiendo dejado unas profundas marcas en el barro seco.
Una idea se cruzó por su mente y la lluvia sería una bendición si comenzaba en ese momento. Envainó su espada y miró confiada a los dos que podían caminar.— Voy a necesitar que me ayuden.
...
Las negras nubes se iban acumulando en el cielo bajo la atenta mirada rubí del monarca. No le agradaban del todo los días de lluvia, sobre todo cuando era en invierno, su gente en esa época era más propensa a enfermarse.
Había llevado con éxito los preparativos para las evacuaciones, en unos días comenzaría a irse del pueblo las primeras familias y quienes se habían negado, iban arreglando su lugar para ocupar debajo de la capital, en la bodega anti guerra.
No había mayores preocupaciones en su mente en ese preciso momento, Deku había vuelto exitoso con una enorme cantidad de su gente y ahora todos se estaban reuniendo con sus familias. Pero para su sorpresa el mismo Izuku fue quien le dijo que había tenido que dejar gente atrás. No conocía con exactitud los hechos, pero sabía a ciencia cierta que para que ese tipo dejara gente atrás algo debería de haber sucedido de por medio.
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•Dominio de Bestia• [Katsuki Bakugo × OC]
Fiksi PenggemarEn los reinos sigue sangrando la cicatriz de la guerra que concluyó hace treinta años, la aparente paz mantiene la tranquilidad como calma antes de la tormenta, pero a los cimientos los corroe la traición, tirando todo abajo. Para Aiko, siendo la Pr...