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Llegaron al palacio más rápido de lo que habrían esperado. Ochako comenzaba a preocuparse, en la mente de la general había una bruma de inquietud y por medio del canal telepático, se podía percibir.
En la puerta del palacio, estaban hablando un sirviente e Izuku, ellos las saludaron pero Aiko no les dio tiempo de respirar. Aunque el pobre sirviente, apenas vio a la general, se excusó y salió corriendo rápidamente.

  — ¿Que posibilidades hay de que un humano pueda ser percibido en el pueblo?— arribó con una pregunta directa, penetrando al peliverde con sus orbes. Izuku titubeo un poco antes de responder, un tanto sorprendido por la pregunta.

  — ¿Qué? Bueno, los pueblerinos los perciben bastante fácil, por el aroma, facciones o forma corporal.

  — Entiendo, entonces, ¿el Rey puede percibir a cualquiera que entre o salga de su tierra?

Izuku miró a Ochako, normalmente eso no debería ser algo que se le dijera a una extranjera siendo que pondría al reino en una situación delicada si aquello llegaba a filtrarse. Cuando la brujita le dio el sí desde detrás de la general, respondió.

  — Sí, Kaachan tiene desplegado un encantamiento en absolutamente toda la frontera, cualquiera que pase por ella, el equipo de inteligencia va a saber su raza.

  — Pero no podrían saberlo si hubiera un fuerte encantamiento de por medio, ¿no? Un encantamiento ilusorio, de espejo. Por ejemplo, si te hicieses pasar por otra persona, la primera imagen que se refleje en ti de la primera persona a la que le dirijas la palabra, es la imagen que los demás verán.— agregó Uraraka. Sabía por donde estaba yendo la general. Había reconocido gracias a ella ese tipo de encantamiento que habían visto en el pueblo.

  — Sí hubiese alguien dentro del reino que pudiera usar ese tipo de encantamientos ilusorios, explicaría el por qué de que Su Majestad no se dio cuenta de como tomaron esclavos.

Entre ambas terminaron de armar el rompe cabezas, mirándose desconcertadas, sin creerse que lo que habían deducido tenía demasiado sentido.
Izuku miró soprendido a como habían llegado a esa conclusión. En varias ocasiones, había discutido con Kirishima y Katsuki las posibles vías que podrían estar utilizando para que nadie se percatara de la salida de esclavos del reino, habían revisado cientos de mapas y él mismo había planeado con Ochako ser secuestrado para poder saber cual era el mecanismo, pero había sido inútil. También debía tener en cuenta que habían anulado sus capacidades magicas y habían restringido la salida de su mana, por lo que Uraraka le había perdido el rastro.

  — Nadie cuenta con que los soldados usen mana en su vista, así sería posible detectar los encantamientos, ¿no? Desde que terminó la guerra, se quitó esa enseñanza del ejército ya que los soldados terminaban con su vista fatigada.— añadió Izuku, tomando el hilo de la conversación.
Sacó su libreta y comenzó a escribir los detalles nuevos que podrían ser útiles.

  — Pero en caso de que sea así y estén utilizando encantamientos, debe de haber un lugar donde se guardan a los esclavos. Si bien las desapariciones de dieron gradualmente, todos los pueblerinos fueron entregados como si fuesen un lote completo.

Esos tres parecían más emocionados por las conjeturas de lo que realmente deberían estar, si se estaban acercando a lo cierto, los esclavistas habían estado justo en frente de sus narices y por una tontería no los habían podido encontrar.

  — ¿Tendrás algún mapa? Los encantamientos a lugares resisten más si se hacen en lugares con más carga de mana. También el lugar donde los están almacenando debe de estar en la capital y tiene que haber alguna forma de que los saquen sin que quede algún testigo, no hay que omitir la posibilidad de la existencia de minas o túneles subterraneos. — objetó la general.
Midoriya no quiso perder tiempo, saliendo de inmediato a buscar los mapas que había estudiado cientos de veces con el Rey.

•Dominio de Bestia• [Katsuki Bakugo × OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora