Capítulo 4: PROTOCOLOS DE CONTENCIÓN

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Una vez que las naves recogieron a todos los sobrevivientes de la batalla y los depositaron en el crucero de donde venían, la nave ascendió lentamente desde la atmósfera, alejándose del caos y el horror de la superficie del planeta. Ahora en órbita, el inmenso Venator se estabilizó en su posición, suspendido como una espada sobre el cuerpo celestial que acababan de dejar atrás.

Los clones, exhaustos y heridos, fueron revisados de inmediato por el equipo médico del batallón. Las armas fueron entregadas para mantenimiento y limpieza, marcadas por el uso y el combate. Sin embargo, en los pasillos del crucero, la tensión persistía como una sombra invisible, una que no podía limpiarse tan fácilmente como el hollín de un bláster.

Mientras la tripulación del crucero Venator de Anakin Skywalker trataba de regresar a sus actividades cotidianas, el Equipo Azul se dirigía al Cóndor en el que habían llegado. Era imperativo alertar a sus superiores sobre lo que habían encontrado.

Sierra 117, el Jefe Maestro, ajustó el canal de comunicaciones, su voz resonando en el casco estéril de su armadura:

—Aquí Sierra 117 a Infinity, ¿me copian?

La respuesta llegó rápidamente, cargada de urgencia:

—Aquí puente de mando de la Infinity, te escuchamos, Jefe.

—Recuperamos al... ser que fue secuestrado, —replicó el Jefe, su tono de voz firme como siempre, aunque cargado de un subtexto de preocupación—, pero tuvimos un posible contacto con instalaciones Forerunner.

—¿Repita, Sierra 117? —hubo una pausa al otro lado de la línea—. ¿Dijo Forerunner?

—Afirmativo, Infinity, —respondió el Jefe con seriedad—. Posible contacto Forerunner. Justo ahora, Sierra 087 y yo estamos enviando las grabaciones de la misión.

No pasó mucho tiempo antes de que las grabaciones llegaran a la Infinity. Una vez que se completó la descarga, los videos fueron transferidos al datapad del Capitán Lasky. Este los observó en silencio, su expresión endureciéndose conforme los detalles se desplegaban ante sus ojos.

—Confío en la palabra del Jefe, —murmuró Lasky, su voz tensa—, pero en serio espero que se equivoque esta vez.

Roland, la IA de la Infinity, interrumpió sus pensamientos:

—Capitán, hay una coincidencia del 89%. Es muy probable que sean Forerunner.

Lasky inhaló profundamente antes de hablar:

—¿Puedes volver a revisarlo?

—Ya lo hice tres veces, señor. Coincidencia del 89%.

Lasky maldijo en voz baja, sabiendo lo que esto significaba. La calma antes de la tormenta ya estaba en su fin.

—Roland, contacta a Rtas y a todos los capitanes y maestros de nave de la flota. —ordenó Lasky, su voz cargada de una urgencia que no admitía retrasos—. Estamos en un posible nivel de emergencia DEFCON 1.

La IA desapareció de la holomesa, su figura de luz disipándose en un parpadeo mientras iniciaba el protocolo. El capitán volvió a abrir el canal de comunicación con los Spartans.

—Jefe, ¿me escuchas?

—Fuerte y claro, señor. —La respuesta del Jefe fue inmediata, su tono tan calmado como siempre.

—Muy bien, —continuó Lasky, controlando el temblor en su voz—, si es lo que creemos, estamos en graves problemas. ¿Por casualidad tuvieron contacto directo con las instalaciones?

—Negativo, señor, —respondió el Jefe—. Las instalaciones se activaron apenas detectaron nuestra presencia, pero no llegamos a tocarlas.

—Bien, —dijo Lasky, claramente aliviado—, al menos están limpios. ¿Los clones o los Jedi tuvieron contacto con las instalaciones?

El manto de la responsabilidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora