Capitulo 5: ENTREGA ESPECIAL

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HIPERESPACIO

—Calma, Spartans, se los puedo explicar —comentó Kenobi, tratando de desescalar la situación.

—Tiene diez segundos, general, y ya pasaron cinco —respondió Fred, sin bajar sus armas, sus ojos fijos en el Jedi mientras los demás Spartans mantenían sus posiciones.

—El Alto Consejo Jedi me ordenó seguir con la misión —replicó Kenobi, manteniendo su tono sereno—. No podíamos esperar más tiempo.

—¿Pero por qué arriesgar una segunda contaminación planetaria? —preguntó Fred, levantando la voz—. ¡No saben el peligro en el que pueden meter a la galaxia!

—Lo lamento, Spartan, pero órdenes son órdenes —insistió Kenobi, su expresión firme—. Usted entenderá...

La tensión en el puente de mando crecía. El ambiente se cargaba de una hostilidad latente, y los Spartans no bajaban la guardia. En ese momento, el elevador se abrió y un despistado Anakin Skywalker entró, solo para ser recibido con un arma apuntándole directo a la cara.

—A ver, a ver, a ver, ¿qué pasó aquí? —preguntó Anakin levantando las manos, sus ojos yendo de los Spartans a Kenobi—. Me voy cinco minutos y estamos a punto de matarnos. Por cierto, ¿no han visto a Ahsoka?

—Maestro, creo que estamos en problemas con los Spartans —respondió Ahsoka, quien se encontraba detrás de Kelly, moviéndose lentamente hacia el panel de control para activar la alarma silenciosa.

—Sí, eso veo —comentó Anakin con un suspiro—. Ya se enteraron del cambio de planes.

—Y la UNSC ya debió haberse enterado —añadió Linda con seriedad—. No estarán felices cuando descubran que un contingente Spartan desapareció sin dejar rastro.

—Solo iremos a Tatooine, dejamos al niño y nos vamos —explicó Kenobi, en un intento por calmar la situación—. Bajen las armas, Spartans, no tienen tantas balas.

—¡No tiene tantos soldados, general! Y tú, niña, ni siquiera lo pienses —exclamó Fred, apuntando directamente a Ahsoka, quien estaba a punto de activar la alarma silenciosa.

Mientras los Spartans seguían apuntando a todos lados, el Jefe trató de contactar a la Infinity.

—Aquí Sierra 117 a Infinity, ¿me copian?

El único sonido que recibió fue el de la estática.

—¡TEAMCOM! —exclamó el Jefe.

Los Spartans asintieron y abrieron el canal privado.

—¿Qué sucede, John? —preguntó Fred.

—Parece que el salto hiperespacial nos ha dejado incomunicados. La flota no debe saber dónde estamos.

—¿Entonces estamos encerrados aquí con ellos? —preguntó Kelly, con un leve tono de preocupación.

—No, ellos están encerrados aquí con nosotros —replicó Fred, con frialdad—. Pero hay que buscar la manera de contactar a la flota.

—Yo digo que solo ganemos tiempo hasta que se restablezcan las comunicaciones —propuso Linda, su voz firme y controlada.

—¿Entonces mantenemos la situación de rehenes hasta salir del hiperespacio? —preguntó Fred.

—¿Tienes una mejor idea? —replicó Linda—. Parece ser la única manera de salir de aquí.

Fuera del canal privado del equipo azul, las cosas seguían tensas en el puente de mando. Todos los oficiales tenían las manos arriba, y los Jedi, aunque calmados en apariencia, no encontraban cómo desescalar la situación.

El manto de la responsabilidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora