Un respiro

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- Hemos llegado, señorita - separé la mirada del cristal de la ventana y enfoqué mis ojos en aquel conductor, asintiendo y murmurando un leve "gracias" antes de bajarme del taxi. 

Levanté la vista hacia la entrada principal del aeropuerto John F. Kennedy sintiendo mi corazón acelerarse con solo contemplarlo. Aquel hombre dejó mi maleta a mi lado y murmuró un "buen viaje". Aquel viaje no iba a tener nada de bueno, yo estaba segura de ello.

Tomé aire y suspiré tomando mi maleta y tirando de ella a la vez que tomaba mi teléfono, caminando a paso firme hacia el interior del aeropuerto.

- Hola, cariño - respondió la voz de mi madre al otro lado del teléfono.

- ¿Cómo están?.

- Muy bien, cielo. Ambos están jugando en el jardín. - separé el teléfono de mi oído al sentirlo vibrar con la videollamada entrante. 

Mi madre enfocó el jardín de su casa donde Love y Hank saltaban y corrían uno detrás del otro. Sonreí levemente... ellos hacían que mis días fuesen un poco más alegres. No sabía cómo haría estos días para que mi cabeza se distrajera, al fin y al cabo, tenerlos a mi lado era una enorme y gran distracción.

- Buenos días, señorita Manobal - dijo uno de los chicos del staff. - Tenemos todo preparado.

- Gracias - le entregué la maleta y caminé, subiendo las escaleras del avión.

- ¿A qué hora llegarás? - preguntó mi madre.

- Creo que sobre las tres y media de la tarde, hora de Nueva York.

- Genial, llámame cuando llegues - asentí.

- Lo haré. - dije sentándome sobe la butaca, dejando la bolsa de viaje a un lado.

- ¿Estás bien? - preguntó y negué con la cabeza tratando de reprimir las lágrimas que amenazaban con salir. - Oh... mi niña... - susurró. - ¿Quieres que hable con Jisoo? Puedo hacer que...

- Es mi trabajo madre, tengo que estar allí - tragué saliva. - Pero es lo último que haré.

Ella asintió observándome con aquella dulzura en sus ojos. - Lo entiendo, cielo.

- Gracias.

- Señorita Manobal, el piloto informa de que despegaremos en diez minutos. - asentí a la azafata que regresó a su posición en la parte delantera del avión.

- Debo dejarte mamá.

- Cuídate mi patito, y llama cuando llegues. - asentí y esbocé una leve sonrisa cuando ella envió un beso hacia la pantalla como habitualmente solía hacer. - Te amo.

- También te amo, mamá - ella sonrió y finalizó la llamada.

Solté todo el aire que no sabía que estaba conteniendo en mis pulmones y cerré los ojos acomodándome en el asiento, observando por la ventanilla la pista de vuelo. ¿Por qué había aceptado esto? Oh sí... ya lo recordaba... porque yo había diseñado esta campaña hacía unos meses y debía finalizarla.

Eché un último vistazo por la ventana y en cuanto el avión empezó a moverse tomé el maletín y saqué de allí algunos documentos. Entre ellos la agenda de la semana... Entrevista mañana por la mañana en una radio y sesión de fotos, un evento en un nuevo complejo hotelero y finalmente una gran actuación durante los VMA's... Suspiré pesadamente masajeando mis sienes... No había forma en el mundo en que consiguiera salir viva de esta semana junto a Rosé. 

"Me acosté con él" aquella frase daba vueltas en mi cabeza como un maldito eco, una y otra vez sin descanso alguno. Parecía que mi cabeza quería torturarme, recordarme a cada segundo ese momento. El caso es que después de lo que ocurrió no habíamos vuelto a hablar. Sí, en parte porque yo evité por todos los medios hacerlo, pero ahora... ahora no tendría escapatoria.

If you say soDonde viven las historias. Descúbrelo ahora