Capítulo 27

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Capítulo 27. Margaritas

¿Qué es la libertad?


Es una pregunta que me hago diariamente, se supone que la libertad es ser quien eres, sin tener miedo. Es cierto, cada acción tiene su consecuencia; inclusive cuando amas. Mi hermana mayor me enseñó a ser firme, más con mis ideas y juicios. Si la rectitud tuvieses un ejemplo, sería mi hermana.

Una rara analogía que siempre he pensado es que ella es como el color azul, fuerte, seria, donde puede ser una soñadora pero su cruda realidad la envuelve en tristeza. Mientras que me considero como un naranja/ amarillo, una persona optimista, la cual a veces no mide consecuencias, que se ríe por todo y que es un dolor de cabeza para mí familia.

— ¿Es que no son bellas? — me dice señalando mi hermana a las flores rojas que estaban en un estante en la calle.

— Son bellas, pero siempre he considerado las rosas sumamente intensas para alguien quien amé con fervor — le mencionó, mientras que ella agarra la rosa y la huele.

—Es que aún no amas de verdad, siempre te la has pasado soñando con un príncipe, con algo delicado.

Ladeo la cabeza y me río fuerte que hago que algunas personas se volteen a verme. Me encanta ver a las personas como siguen las tendencias y patrones, la mayoría de las mujeres con el pelo corto y labios rojos.

— Algo delicado como unas margaritas, tan simples pero tan hermosas.

Le digo, mientras que pagó la rosa roja que mi hermana agarró y que ahora se adueño. La señora del puesto agradece la compra y nos da una sonrisa amplia.

— Espero verte un día tan enamorada, así me entenderás. 

— Sueñas demasiado honey. 

Usualmente le decía mi hermana honey, ya que era demasiado melosa, romantica, amaba las novelas Jane Austen y todo lo que fuese intenso. 

— A lo mejor te enamoras de David — dice picara mi hermana,  mientras caminamos en las calles más transitadas de New York. 

— No lo creo, es tan arrogante y cree que lo sabe todo. — le respondo algo hastiada, el hecho de recordarlo me causa mal humor. 

La última ves se quiso lucir en la cena hablando de política, literatura y música. No quito el hecho que cuando lo vi sentí atracción por él, pero el simple hecho que se cree demasiado intelectual, me estresa. 

Nadie lo conoce, eso es lo que me hace desconfiar de él. 

— Pero nunca te quitó la mirada, parecía hipnotizado. —  comentó mi hermana antes de entrar a la tienda de ropa. 

— Sí, pero nadie lo conoce. — añadí algo estresada. 

— No importa, aparte nuestro padre le tiene confianza — hace una pausa,  — lo cual si lo piensas, raras veces pasa. 

Frunzo el ceño tratando de recordar cuando fue la última vez que mi padre confió en alguien. 

— Tienes razón, si lo veo de nuevo, no lo trataré mal. —le confieso algo extrañada, ya que usualmente confío rápidamente en alguien, pero él es la excepción. 

— Eso espero, — dice mi hermana mientras que agarra un vestido color azul rojo escarlata con pequeños destellos plateados.

— Deberías comprar ese vestido rojo, 

El vestido es perfecto, pero es demasiado estrafalario, pero no estaría mal usarlo en la cena de mi madre que hace cada mes. Aunque hará una subasta de arte, para abrir una biblioteca. 

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora