Capítulo 24 - Un ojo morado y un hot dog
— ¿Has intentado meditar? — Arizona me pregunta arrugando la nariz por el olor putrefacto de un sándwich que dejé días atrás en mi mochila.
Sacó el sándwich de la mochila y lo tiro en el próximo cesto de basura.
Tres semanas las cuales he vivido en completo estrés, donde vomitar de enojo y ansiedad ha sido rutinario.
Tres semanas las cuales me he alejado de todos, donde solo Jaxon, Allie y Arizona me hablan.
Aaron como Ethan me ignoran, tal vez por diferentes razones, pero por el mismo motivo.
No hay que pensar demasiado para ignorar el motivo.
— No, me da miedo que mi alma no regrese
Arizona se recarga en la mesa y agarra el puente de la nariz. Empieza a hacer respiraciones profundas para no empezar a reírse y romper el silencio de la biblioteca.
— ¿De donde sacaste esa idea?
Algunos rayos de sol se asomaban a la ventana, haciendo que la cabellara de Arizona se hiciese más clara de lo usual. Inclusive se podía notar los pequeños capilares en el lóbulo de su oreja izquierda.
— Una vez leí por ahí que cuando meditas tu alma sale del cuerpo y que le das facilidad a que un demonio te posea.
Lo leí una vez en Facebook,
Lo sé, no es una fuente confiable, pero era en la madrugada y con algo me tenía que entretener.
Aunque no sería la primera vez que me recomiendan hacerlo para sentirme tranquila y que el estrés no me afecte tanto.
— Pero... es solo ejercicios de respiración — argumenta y yo me encojo de hombros, ya que no sé mucho del espiritualismo.
En teoría jamás me enseñaron una religión, así que supongo que tengo la libertad de creer o hacer lo que me plazca.
Es lo único que tengo libertad
— Lo sé, pero si le tengo miedo a lo paranormal
Aún recuerdo una vez preguntándole a mi madre porque una señora se nos quedaba viendo demasiado y mi mamá intrigada preguntándome donde estaba la señora, ya que solo estábamos las dos solas.
Desde ahí siempre he tenido la sensación que alguien quiere tocarme el hombro.
— Madds, tú le tienes miedo hasta a tu propia sombra
El silencio se extiende porque Arizona sabe que tiene razón y la tiene.
Me muevo de mi lugar y empiezo a jugar con las puntas de mi cabello.
— Siempre he sido así, hay cosas que aún no tiene lógica, pero tampoco las cuestiono a fondo.
Antes que Arizona pudiese contra argumentar, la interrupción de una figura fornida con dos hot dogs en la mano, se para enfrente de nosotras.
No tenemos que alzar la vista para saber que es Jaxon.
— ¿Tan temprano y cuestionándose de la vida? — pregunta, sentándose a lado mío.
Nos reparte a cada una un hot dog y unas papas fritas para las dos.
Me leyó la mente Jaxon al traer comida, pero se le olvidó que odio la cebolla en los hot dogs. Procedo a quitarla del hot dog, haciendo que él alce la ceja y se le forme una pequeña sonrisa.
No tiene que decirlo, para saber qué dirá
Eres picky para todo, excepto para elegir relaciones amorosas.
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Siempre fuiste tú
RomansaMaddison y Hunter no entienden por qué se siente tan familiar estar juntos como si se hayan conocido de toda la vida. Ambos durante esta vida, aprenderán que son un espejo, que lo que odian de la otra persona, es lo que reprimen y odian de sí mismos...