Capítulo 18

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Capítulo 18 - Truenos, rayos y tacos.

POV: Maddison

Aún estoy procesando lo que pasó en la semana. Ethan empezó formalmente a pretender con Kath y ellos se ven tan bien juntos. Es raro decirlo, porque en un momento Ethan me daba la luna y ahora se la está dando a Kath.

Caminó por el pasillo para llegar a la cafetería, había pocas personas en la línea. Justamente antes de entrar por el lumbral de la puerta de la cafetería, escucho que me hablan. Volteo para ver quien me habla y veo a Aaron trotando hacía a mí. A pesar que me paré en el lumbral de la puerta, Aaron aún sigue corriendo para llegar a mí.

— Hola — dice Aaron entre respiraciones, su rostro esta algo rojizo, todavía tiene una mano en su pecho.

— Hola — le respondí extrañada de que éste aquí y no con Jaxon — ¿y eso que estás aquí?

— Te estaba buscando para fuéramos a comer en la biblioteca — hace una pausa para reincorporarse — de hecho, de ahí vengo, pensé que irías hoy.

De hecho, pensaba comer ahí, pero no me quería sentir sola. Aunque me sentía mal por Arizona, porque ella probablemente está sufriendo con Kath y Ethan con su derroche de miel.

— No, hoy quería comer con Allie y Sabrina.

Al momento de decir ello, Aaron me miro con cara de eso ni tu lo crees. Juraría que se está conteniendo la risa.

— Pues, será otro día, hoy comerás conmigo — agarra Aaron mi mano, siento como mi ritmo cardiaco se acelera rápido. Su toque es cálido, en comparación mía, mis manos siempre están heladas.

— ¿Y si no quiero? — le replico juguetonamente a Aaron, mientras me quedó viéndolo.

— No digas mentiras Madds — ríe por debajo — días atrás morirías por esto.

Graciosito.

Desgraciadamente tiene razón, hace semanas o días atrás si él decía algo, lo tomaba.

— Tú mismo lo has dicho, antes.

Le digo con sarcasmo, por lo que Aaron se acerca y me empieza a despeinar.

— Oye, no me despeines — le digo mientras que le doy un zape, lo cual él empieza a reírse lo suficiente alto para llamar la atención de algunas miradas.

— Te prometo que cada vez que te vea peinada, te despeinaré. — me lo dice susurrándome en el oído, lo que hace que me empiece a sonrojarme.

— Lo dudo, nada es para siempre.

Fue lo último que dije, empezamos a caminar a la biblioteca ambos. Algunos profesores se nos quedaban viendo, probablemente porque estamos yendo a la dirección contraria de todos.

Al llegar a la biblioteca no había tantas personas, pero ahora los estantes estaban organizados de diferente forma, haciendo que el lugar donde siempre me sentaba quedase oculto.

Caminamos a los sillones color verde oscuro, enfrente del gran ventanal que había. El cielo se veía sumamente nublado, podría predecirse que iba a llover fuerte.

— Espero que no haya truenos y rayos — le digo a Aaron.

— Aún no puedo creer que te de miedo eso, solo son nubes colisionando — dice Aaron tranquilamente, mientras que ve las nubes negras.

— No es solo eso, es un miedo irracional. — le explico.

Y es verdad, desde que tengo memoria me da demasiado miedo los truenos y rayos. Hace que mi corazón lata rápido y me oculté de los rayos.

Siempre fuiste túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora