Capítulo 41 - Apodos y sonrojos.
— En teoría cualquier persona me puede sonrojar — hago una pausa, lo miro en los ojos y se me sale una pequeña sonrisa, sabiendo que ahorita probablemente estoy como un tomate.
— ¿En serio? — me pregunta intrigado, pero a la vez divertido, lo puedo ver en su mirada, pone todo su peso en su pierna izquierda — ¿Por qué lo dices?
— Porque mis amigos siempre juegan conmigo para sonrojarme, parecen que hacen una competencia quien me puede sonrojar más rápido.
Volteo los ojos recordando como Jaxon me hace sonrojar con sus bromas o cuando Aaron se ponía cerca de mi oído y me ponía en punta mis nervios.
No sé cuál es la necesidad masculina que tienen los hombres, en querer sonrojar o poner nerviosas a las mujeres.
— Pues a mi encanta verte sonrojada, pareces un tomate.
Siento mis latidos despacio, pero intensos, me muerdo la comisura del labio contiendo la vergüenza, la cual Hunter la nota y se le hace ver un brillo en los ojos.
Hunter desvía la mirada hacia atrás de mí, me quiero voltear para ver en que está enfocado, pero no me quiero ver entrometida. Bajo la mirada y me quedo observando mis vans, todos rotos de las agujetas por culpa de los gatos. Si no es porque grita Lonely Boy, volteo a ver dónde está y lo saludo con nuestro saludo de reina.
— Te acompaño a casa — grita Lonely Boy, atrae unas cuantas miradas, pero no hay nada que la gente ignoré después de 3 minutos.
Hunter no desvía la mirada, así que paso mi mano cerca de su cara para llamar su atención. Mueve su cabeza y frunce el ceño, dándose cuenta que se quedó ido en la nada por al menos unos minutos.
— Fue un gusto verte, pero ya me tengo que ir.
Le digo agarrando la mochila, espero a que me mire, por alguna razón es adictivo ver el reflejo, ese brillo de esos ojos, que jamás he visto en mi vida.
— Igualmente lo digo, tomate.
Jaxon me llama fresita, Hunter tomate. ¿Qué tienen en contra mío con las frutas de color rojo? Jaxon me molesta por excelencia...pero Hunter, él no.
— ¿Ese es mi apodo? Es muy rápido para que ya tenga un apodo — le digo algo nerviosa y más porque estoy haciendo esperar a loney boy.
— Tal vez, pero te ves como uno y no ayuda que tienes unos cachetes redondos como tal.
Jamás había recibido un complemento por mis cachetes. Tal vez me Jaxon o Allie me decían que mis mejillas era mi encanto.
— Sí, lo he escuchado seguido.
— Entonces es una señal. — dice, por último, me mira fijamente que me crea un nudo en el estómago.
Solo somos amigos.
Apenas nos conocemos, pero siento que toda la vida hemos estado en contacto. Su alma se siente tan atraída a la mía, como la mía a la suya.
— Adiós, hunter. — le digo, por último, antes de darle la espalda. Loney boy me está esperando.
— Adiós Madds. — me responde con una voz melodiosa, su acento no es de aquí, Hunter es algo indescifrable.
¿De dónde será que no puedo reconocer su acento? Al fin y al cabo en algún momento sabré de donde es. No pude evitar ver que sus ojos al sol, se hacen un café a mielado, juraría que he visto es esa mirada.
Me transmite una calma que necesito.
— ¿Si sabes quién es él? — pregunta curiosamente lonely boy, mientras trata de agarrar mi mochila, que con facilidad se la doy. No cargo libros en la mochila, cargo rocas.
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Siempre fuiste tú
RomanceMaddison y Hunter no entienden por qué se siente tan familiar estar juntos como si se hayan conocido de toda la vida. Ambos durante esta vida, aprenderán que son un espejo, que lo que odian de la otra persona, es lo que reprimen y odian de sí mismos...