Una noticia inesperada (25 años)

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Viernes por la noche. Veía televisión tranquilamente sin prestar mucha atención a lo que pasaba a mi alrededor, había sido un largo día y sólo quería descansar.

Mi tranquilidad fué interrumpida por un grito tuyo que inmediatamente llamó mi atención.

- ¡Eric! ¡ven aquí, rápido!

- Ahora no Kahl, estoy viendo el partido de los patriotas. 

- ¡No me importa, es algo importante!

Suspiré y resignado subí a la habitación esperando que así dejes de joderme.

Entré y te vi sentado al borde de la cama, inmediatamente notaste mi presencia y rápidamente escondiste algo detrás tuyo para luego levantarte y acercarte a mi con una sonrisa adornando tu rostro.

- ¿Recuerdas la conversación que tuvimos hace dos semanas? Ya sabes, la noche en la que llegaste de trabajar y me viste rodeado de ropa tuya.

- Sí, lo recuerdo. ¿Por qué la pregunta?

- Pues... Te tengo una buena noticia.

Me besaste la mejilla antes de mostrarme lo que escondías: una prueba de embarazo que marcaba positivo. Yo estaba desconcertado, ¿era verdad o es una broma que planeaste para joderme? A decir verdad no lo sabía pero todo indicaba que hablas en serio por la manera en la que me mirabas.

- Kyle... ¿Lo dices en serio?

- ¿Por qué te mentiría? Desde hace una semana he tratado de ocultarte que comencé a tener síntomas y aproveché que estás aquí para hacerme la prueba. Eric, voy a tener un hijo tuyo.

- Kahl, yo... Debo ir a comprar algo, no me tardo.

- ¿Qué? ¡no te vayas! ¡vuelve aquí, gordo hijo de puta!

Salí de la casa haciendo caso omiso a tus gritos e insultos. No es como si fuera a abandonarte, sólo quería salir a despejarme un poco después de esa noticia que me había tomado por sorpresa.

Al final sí fuí a comprar algo y volví a casa con dos cartones medianos de jugo de manzana, uno para mi y otro para ti. Mientras yo salía tú te quedaste esperándome en la sala.

- Al fin vuelves, maldito cabrón.

- Lo siento... Me tomaste por sorpresa y no supe qué decir.

Te miré por unos segundos, dejé de lado lo que había comprado y te abracé de manera cariñosa. No te voy a mentir, estaba feliz y a la vez emocionado por la noticia.

- Carajo judío... No sabes lo feliz que estoy. Pensé que sólo estabas jodiendo.

- Si esa fuera mi intención te compraría pollo frito y me comería la piel de todas las piezas.

- Idiota... No seas tan cabrón, judío.

Ambos reímos. Te cargué para luego sentarme sobre el sofá y hacerte quedar sobre mi regazo.

- ¿Le dirás a tu madre sobre el bebé?

- Sí, también le diremos a la tuya y después a Stan y Kenny.

- Stan me dijo que vendría mañana a pasar el rato, podríamos decírselo.

- Si tú lo dices... Está bien.

Ambos estábamos muy felices por la noticia, tal vez algo nerviosos por lo que podría pasar a futuro pero felices al fin y al cabo. Probablemente serán los nueve meses más difíciles de mi vida pero tendré un hijo contigo y eso es más que suficiente para hacerme tan feliz.
















































Omegacember | KymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora