El nido (25 años)

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La jornada había sido larga y tediosa, tanto que lo único que quería en ese momento era volver a casa, en donde sabía que mi hermoso judío me esperaba.

Extrañamente había silencio en la casa, cosa que normalmente no pasa porque aunque estés trabajando o haciendo quehaceres sueles dejar la televisión encendida para tener algún ruido de fondo mientras estás en lo tuyo, pero esta vez no fué el caso.

Al no verte ni escucharte supuse que estarías en nuestro dormitorio, subí las escaleras y al abrir la puerta comprobé que tenía razón. Estabas recostado leyendo un libro y rodeado de un montón de ropa mía, también tenías a la rana Clyde entre tus brazos y te cubrías con una de mis sudaderas. Creo que sé lo que está pasando.

- ¿Kahl?

Al escuchar tu nombre me miraste. Cerraste el libro y lo dejaste de lado.

- ¿Puedo entrar?

Lo pensaste unos segundos pero al final aceptaste.

Me recosté a tu lado y te abracé por la cintura, te acurrucaste dejando tu cabeza sobre mi pecho, aproveché el momento para quitarte la ushnaka y tocar tu cabello como si fueras una mascota. Tú sólo tomaste mi mano y seguías abrazandome mientras que yo disfrutaba tu aroma.

Era un momento de tranquilidad entre los dos, descansando y contigo entre mis brazos. Iba a besarte cuando me interrumpiste con una pregunta.

- ¿Te puedo hacer una pregunta?





























Omegacember | KymanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora