-T5- Capítulo 99 Recuerdos inéditos (2/2)

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🍀 Capítulo 99 «Recuerdos inéditos (2/2)»

Cuando Arcadio se enteró sobre la muerte de su hija, ya que los policías encontraron el número de su casa en un viejo papel, guardado en su bolsillo. Él simplemente no pudo asimilar la noticia en ese momento. Yendo a reconocer su cuerpo esa misma noche, solo para poder confirmarlo con sus propios ojos.

—Mi niña no está muerta, ¡María! –Abrazó su cuerpo ensangrentado, con lágrimas amargas y llenas de dolor. —Lo siento hija, perdóname María, perdóname por no haberlo evitado.

—Señor, lo sentimos, pero tenemos que levantar su cuerpo...

Mirándolo con desesperación, se aferró más a su cuerpo.

—No me quite a mi hija, se lo suplico, nunca más volveré a verla. No me la quite, por favor. Solo un poco más, solo quiero verla un poco más.

El policía solo pudo mirarlo con pena.

—Lo sentimos señor, pero tenemos que hacer nuestro trabajo. Solo serán unos dos minutos más.

Arcadio se resignó a asentir.

—María... Mi niña María.
Maldición, si solo me hubiera dado cuenta. Si solo yo... No te hubiera dejado sola.

En esa larga noche, la más oscura en la vida de Arcadio. También se enteró de algo impactante, cuando el médico forense determinó los resultados del análisis del cuerpo de María.

—Según el estudio que se realizó, su hija presentaba signos de haber dado luz hace pocas horas.
Probablemente se suicidó, poco después de que el bebé nazca. Incluso se encontró en su ropa un guante azul y pequeño sin terminar de tejerse. Es posible que era un infante masculino.
Se realizará una investigación para encontrar el paradero del bebé. Pero no le aseguramos encontrarlo vivo.

—Yo... ¿Tengo un nieto? Él debe estar vivo, mi hija no podría... Haberle hecho daño.

Arcadio buscó por mucho tiempo e incluso años el paradero de su nieto, pero nunca lo encontró, creyendo que ese bebé no había podido sobrevivir o simplemente algo le pasó en ese lapso de tiempo. Así que solo pudo rendirse y resignarse a esa idea.
Al llegar a su vacía casa, lo único que le quedó fue aquel experimento que nunca terminó, tomando como decisión el de cambiar drásticamente su principal objetivo; él solo quería sentirse vivo de nuevo después de la trágica pérdida de su familia. Y eso fue lo que hizo, teniendo aquella vida en donde solo viviría por él. Convirtiéndose en un hombre que no le temía a nada, por que no tenía nada que perder, que solo a si mismo.
O eso siempre creyó, hasta que Julio llegó a su vida como una oportuna casualidad. Pero tal vez, nunca lo fue.

Con sus ojos de sorpresa, la conmoción y tristeza de Julia se reflejó en las lágrimas que cayeron en sus mejillas, luego de escuchar tal relato.

—Madre... Padre...
¿Cómo pudieron acabar de forma tan infeliz y cruel? ¿Cómo no pudiste perder completamente la cordura? Ni siquiera, puedo asimilarlo bien en este momento.

Hernán solo pudo sentir un gran dejá vù con todo lo que escuchó, mirando fijamente a Julia.

Ahora entiendo, el porqué te costó tanto contarlo. Pero aún así lo hiciste... Por mi...

Hernán quiso ir hacia ella en ese momento, pero Julia no dudó en limpiar sus lágrimas con sus manos para mantenerse aún fuerte, por lo que se detuvo en hacerlo.

—Julio. Nuestra familia está propensa a sufrir de depresión ante una emoción fuerte, en el mejor de los casos. Cuando llegamos a nuestro límite, nos volvemos locos, por lo menos para algunos así fue. Una familia de desquiciados, como nos llamaban. Nuestros antecedentes con esta condición, son extensos. Por eso, por un momento temí por ti, la depresión es una enfermedad silenciosa y letal.
Es casi una "suerte", que no llegaras a ese punto. Y creo saber la razón. –Giró su rostro hacia Hernán por un instante, expresando su agradecimiento con su mirada.

Ahora soy Juli@  |Finalizado|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora