🍁Capítulo 2 «¡No soy yo,
eres tú!»Un lunes muy temprano llegó la tan esperada boda, muchedumbre de rostros conocidos, entre expectativas de la familia de la novia se hacía notar, una decoración impecable fue la sorpresa de aquellos familiares minuciosos. La boda era exclusivamente familiar, incluida la presencia de amigos.
El entusiasmado Julio tiene una amiga de toda la vida y fue a la única a quien invitó. Esto debido a que él es huérfano desde que nació y se criaron juntos en el mismo orfanato, ella es casi como su hermana pequeña, porque más que ser una hermana, es su gran tesoro.—¡Julio, quedaste de maravilla!, por eso te dije que te pongas en mis manos –mencionó muy alegre, Meri, una chica que vivía en sus propios sueños y miraba a Julio como si de la novia se tratase.
—Meri, yo no soy la novia, no te confundas. Sólo es un terno y un peinado formal.–Alzó la mano como una señal de que calmara esa destellante emoción.
—¡Es que me emociono!, pensar que llegaría el momento de verte casado. Me siento toda una madre viendo a su hijo casarse.–Sonó sus mocos en la tela que sostenía.
—Bueno, lo mismo diré cuando tú te cases –sonrió. —Y ese tipo, te trata bien ¿No es así?–Miró con un gesto desconfiado al recordar al también soñador de su novio y algo temperamental, pero no tanto como ella.
—Muy bien, ¡es un trabajador de primera! Tal vez en un año formalicemos.
—Eso es bueno, si estás feliz no hay problema. Si te hace algo, avísame. Ni su aliento quedará. –Advirtió mostrando su delgado y fuerte puño.
—Sí, mi guardaespaldas de primera.–Chocó su mano a su espalda.
—Por supuesto que lo soy. –Sonrió acariciando su cabeza, para luego despeinarla y salir corriendo.
—¡Ey! Novio fugitivo ¿Sabes cuánto me demoré en peinarme?–gritó Meri, para luego sonreír.—Se le ve muy feliz, si pudiera saltar de un edificio a otro de la felicidad, no dudo que lo haría. Te mereces esta dicha Julio. Pero mi cabello no merecía esto...—Comenzó a arreglarse de nuevo, lo cual era una profesional, ya que es estilista.
Por fin la ceremonia comenzó, entre espectadores que esperaban pacientemente que se iniciara la ceremonia. Justo ahí llegó un invitado especial para Carla, y fuera de lugar para Julio.
—¿Está emocionado el novio?
Hernán se paró al costado de Julio. Él, viendo lo bien vestido que estaba, una sensación de envidia le invadió en ese instante, que por un momento pensó que Carla preferiría a Hernán, si lo veía así.
Ganas no le faltaba para arruinar su terno.
—Lo estaba, hasta que te vi –respondió sin ganas.
—Oh, que halagador. Sabes, sería bueno que en tu boda no haya peleas.
—Eso es muy sencillo de hacer, ves esa puerta de al fondo donde dice SALIDA, ya sabes qué hacer.
—Sí, lo sé y es sentarme en los asientos de primera fila. Mira lo especial que soy.-Se sentó despreocupadamente entre las primeras filas, acomodándose con toda familiaridad.
—Claro que eres especial, especialmente idiota.–Lo señaló con el entrecejo arrugado.
—Ah, creo que mi oído escucha zumbidos.–Ignoró sus palabras mirando a otro lugar. Pero Julio no se iba rendir, así que intento darles directas nuevamente.
—Ves lo grave que estás, deberías correr hacia un doctor ¡Pero ya!– Señaló con ahínco la salida.
—Oh, cuanta preocupación por parte tuya. También te diré algo –le susurró haciéndole señas. —Concéntrate en ser el novio, que la gente te está viendo. Además, soy el invitado especial de Carla.
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Ahora soy Juli@ |Finalizado|
Humor«Cómo podría imaginar que el desastre y el giro total de mi normal vida, comenzaría con el día más feliz de mi vida.» Julio tiene la mejor vida para un hombre de su edad. Consiguió un trabajo decente y además está apunto de casarse con la mujer que...