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NO sé qué cojones es -llegó Rosita con las cajas que Maggie había visto a unos metros de Hilltop y un papel-
Si llegáis las cajas de comida o discos de vinilo, os daré a cambio una clave para vuestro futuro -leyó Maggie para luego darle la vuelta al papel-
Son coordenadas del punto de encuentro -respondió Rosita-
No han sido los Salvadores -negó Michonne- a ellos les gusta explotar puertas y armas jaleo. No es lo mismo
A mí no me extrañaría -negó Maggie-
Si es una trampa, es demasiado evidente -le dijo Rosita-
Por eso podría serlo -le respondió ella-
Tal vez alguien nos quiera ayudar de verdad -me encogí de hombros-
Si quieres ayudarnos y perdemos la oportunidad, la perdemos -me miró Maggie- si alguien intenta matarnos, morimos.
No si tenemos cuidado -estuvo de acuerdo Michonne-
Eso sería quedarse aquí -nos miró Enid-
Iré yo -afirmó Michonne-
Y yo iré contigo -acepté-
Pues si ustedes van, yo también -nos miró Rosita-
Rick quiere que estemos aquí -nos dijo Enid-
Lo sé. Pero la última vez que nos arriesgamos, lo cambió todo -le dijo Michonne- Rick no me apoyó entonces y quizás no me entienda ahora
No lo hará -negó Maggie-
Tal vez no ahora. Pero lo hará -le dijo Michonne convencida-
Cuantos antes nos vayamos, mejor -les dije tras un silencio-
Jesús y el resto han estado buscando comida -nos dijo Maggie- seguimos pasando hambre. Puede que esa persona tenga algo que nos ayude.
Voy contigo -Enid miró a Maggie-
Vale. Traeré unos discos por si acaso -nos miró Maggie- llevaos munición de sobra por si no lo es

LLEGAMOS al lugar donde una señora bajó de un coche
Me llamó Georgie -se presentó ella. ¿Cómo tenía el traje tan impecable?- y estás son mis amigas, Hilda y Midge. ¿Y vosotras sois? Desconfiadas. Pero lo bastantes curiosas para ver lo que tengo que ofrecer a cambio de comida y música. Espero que sean discos de música, no acepto poesía hablada. Sí estáis aquí, es que sabéis cuidar de vosotras mismas, y eso me gusta. No me gusta compartir con gente débil
Bien -dijo Maggie a lo que Rosita apareció apuntándola con su pistola. Las cuatro repetimos su acción- Enid.
No voy armada -dijo Georgie cuando Enid después de quitarle el arma a Midge fuera hacia ella. Enid la cacheó igualmente-
Danos lo que tienes -le dijo Maggie-
Me temo que no puedo hacer eso. Vengo a intercambiar conocimientos -le respondió Georgie- conocimientos fundamentales para el futuro, principalmente en mi cabeza, y me gustaría que siguiera dónde está.
¿Intercambia conocimientos? -le preguntó Michonne-
Es lo que tengo -respondió Georgie- He hecho la misma oferta antes. Cajas llenas a cambio de conocimiento. Así de sencillo. No es un truco. Solo un intercambio justo. Os lo prometo.
Es un acto de benevolencia -añadió Hilda-
¿Por qué lo hace? -le preguntó Maggie mientras yo bajaba mi pistola-
¿Qué más puedo hacer? -le preguntó Georgie-
Rosita -le pidió Maggie a lo que ella fue hacia el vehículo-
Lo que hay ahí no forma parte del trato -negó Georgie-
No hay ningún trato -negó Maggie-
¿Cuántas comunidades ha encontrado? -le preguntó Rosita-
¿Comunidades como la vuestra? -le preguntó ella- no muchas, la verdad. Y hace tiempo que no encuentro ninguna. Lo que vosotros tenéis es especial. Fuera de lo común. Los muertos nos han sacado lo mejor y lo peor, y últimamente lo peor ha superado lo mejor, pero eso no durará para siempre. Si pudiéramos volver a confiar unos en otros, cuatro cajas de víveres valen mucho menos que un futuro sostenible, y quizás, una prueba de confianza
Últimamente el problema no son solo los muertos, también lo somos las personas. Por mucho que queramos confiar en algunas, suelen traicionarnos por avaricia, por tenerlo todo -le expliqué-
Podemos hacer un trato -le dijo Michonne a Maggie-
No. Esta gente y su furgoneta se vienen a Hilltop -respondió Maggie-



DEBERÍAMOS hacer el trato y dejarlas ir -le dijo Michonne a Maggie- antes de que lleguen los Salvadores.
No puedo dejar que se vayan -negó Maggie- no con lo que tienen. Tengo bocas que alimentar. Tienes cajas con comida en esa furgoneta. Nuestra gente podría morir de hambre.
Maggie tiene razón -nos dijo Judith- nos quedaremos su comida. Si no, otros lo harán. Otros las matarán. Es un milagro que sigan vivas. Los Salvadores vienen hacia aquí. Vamos a luchar, y algunos moriremos. ¿Por qué preocuparnos por unas personas que no se preocupan por ellas mismas? ¿Que viven así ahí fuera? Cogeremos sus cosas y las aprovecharemos. Dejemos de fingir que las cosas están bien
Esa gente ha conseguido esa comida por ellas mismas. Han hecho tratos y han conseguido lo que tienen. Si se las quitamos ¿no sería lo mismo que hacen los Salvadores? Te pongo un ejemplo, Enid. Carl confió en Siddiq y gracias a él tenemos un médico que salva a otras personas.
Carl era valiente -añadió Michonne tras tomar el arma de la adolescente-
Y ahora está muerto -se le cristalizaron los ojos-
Apártate -le susurró Michonne a lo que ella lo hizo yéndose con lágrimas en los ojos-


MATÉ a Natania -rompió el silencio Enid. Dejé de ver a la gente pasar desde la tierra en la que estábamos y la miré- Estaba fuera intentando matar a todo el que encontrara. Y nos topamos con ella. La maté y yo estoy viva. Carl salvó a alguien y está muerto. ¿Qué coño vamos a hacer? ¿Deberíamos dejar de luchar?
Sé que es injusto, Enid -coloqué mi mano en uno de sus hombros- pero mueres salvando a otra personas con la fe en la humanidad y confianza mutua. Si vives para matar porque no confías, vivirás solo. Ahora ya no podemos dar vuelta atrás y dejar de luchar. Tenemos que hacerlo para terminar con esto. Tal y como son Negan y los Salvadores, no se quedará así. Lo que Carl intentaba decirnos era que no todo se trata de luchar, también de confiar. Mira ambos lados de una persona, Enid. Mira los pros y contras de hacer una cosa u la otra. Lo que resultaría peligroso o lo que beneficia a ambas personas.








𝐋𝐎𝐑𝐄𝐋𝐀𝐈 ↑𝓓𝓪𝓻𝔂𝓵 𝓓𝓲𝔁𝓸𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora