⁰⁶⁴

195 13 1
                                        

NOTÉ a Daryl girarse a mi lado en la cama boca arriba indicando que se había despertado y que estaba en ese típico viaje astral en el que la mayoría nos quedamos al despertar.
Buenos días -le susurré girandome para abrazarme a su pecho y apoyar la cabeza en este. Noté su mano acariciar mi brazo por lo que sonreí acurrucandome más a su abrazo- voy a ir preparando el desayuno, ¿vale?
Quédate un rato más -me pidió con una pequeña sonrisa en sus labios. No puse resistencia así que me quedé un rato allí besando su mejilla cada cierto rato-
¿Querías hablar de algo? -le pregunté en un susurro a lo que Daryl negó con la cabeza- en serio me gustaría quedarme aquí todo el día pero mi barriga no está de acuerdo conmigo
Está bien -soltó una pequeña risa a lo que ambos empezamos a levantarnos-
Iré preparando el desayuno -le sonreí para luego comenzar a bajar las escaleras. Abrí la puerta de la habitación de Beth viéndola dormir tranquilamente por lo que la volví a entornar con cuidado y fui hacia la cocina-


SALÍ al porche, donde Daryl y Perro estaban fuera, para dejar mi conocido desayuno en un muro y sentarme en su regazo en la silla mecedora
¿A qué le das tantas vueltas? -le pregunté notando sus manos sujetar mi espalda-
A veces no sé si esto está ocurriendo esto de verdad o solo me lo estoy imaginando -se encogió de hombros Daryl segundos después- nunca he sido alguien que encaje en familias y está yendo tan bien...
Y va a seguir estándolo -le respondí acariciando su pelo y así poder ver la cicatriz de su ojo. Aún no sé porqué me gustaba tanto- no tienes porqué encajar en una familia, Daryl. Sí todo está bien es porque has encontrado a las personas adecuadas para formarla. Somos dos personas muy valientes que hemos pasado por cosas terribles, ya nos tocaba algo bueno, ¿no crees?
-aceptó Daryl con una pequeña sonrisa. Me besó a lo que yo correspondí su acto-
No quiero verte más mal por eso, ¿vale? -le pedí a lo que le di un corto beso sin dejarlo responder. Nos quedamos un tiempo hablando hasta que lo noté mirar mucho hacia un lado. Era Carol- ve
¿Qué? -preguntó Daryl volviendo a mirarme-
Que vayas con ella -repetí con una sonrisa demostrándole que estaba bien- vamos, Daryl, es tu mejor amiga y algo compulsiva así que no haremos que corra peligro. Ve
Eres la mujer más comprensible que he conocido -me miró Daryl para luego besarme-
También hubiera podido ser psicóloga -me encogí de hombros con una sonrisa divertida levantándome. Sujeté su nuca con delicadeza y nos besamos unos segundos-
Volveré pronto -murmuró Daryl para luego darme un golpecito cariñoso en lo bajo de la espalda e irse. Lo vi marcharse por lo que empecé a subir las escaleras hasta acostarme junto a Beth-
No sabes lo mucho que quiero a tu padre -murmuré cerrando los ojos. Sonreí al sentir sus pequeños brazos rodearme por lo que besé lo alto de su cabeza y nos dormimos de nuevo-


A la mañana siguiente vi a Lydia sentada hablando junto a Carol y supe que algo había pasado.
Bajé a la celda viendo a Daryl y a un hombre encerrado dentro.
Daryl, sabes que apoyo tus ideas, sobretodo las buenas, pero ¿no crees que si hubierais metido la pata todos nosotros estaríamos muertos? -le pregunté a lo que él asintió con la cabeza- solo quiero que lo tengas en cuenta
Lo tengo en cuenta -aceptó él a lo que yo asentí con la cabeza para luego salir-
Vamos, Lydia, volverás a tu habitación.-le dije pasando mi brazo por sus hombros-
Gracias -murmuró ella a lo que yo le di una pequeña sonrisa y ambas nos fuimos a casa-


TRAS dejar a Lydia en su habitación y a Beth acompañándola, subí a mi cuarto viendo a un Daryl sin camisa acariciando a Perro.
Me senté a su lado y los miré a lo que Daryl giró un poco la cabeza para verme.
Extendió su brazo un poco a lo que yo correspondí su gesto abrazándole.
¿Los dos estáis bien? -le pregunté a lo que él asintió con la cabeza y yo repetí su acción aceptando la respuesta. Sonreí cuando Beth se subió a la cama y se sentó en una de las piernas de Daryl acariciando a Perro. Los tres miramos a una incómoda Lydia mirando nerviosa desde el marco de la puerta- Lydia
¿Sí? -preguntó ella rápidamente. Miré a Daryl y a Beth a lo que ambos asintieron con la cabeza-
Siéntate con nosotros -le pedí con una sonrisa amable. Ella nos miró a todos aún nerviosa y luego caminó hasta sentarse rígida frente a mí. Solté una pequeña risa y con mi brazo libre la abracé. Nos quedamos los cuatro, cinco, en un silencio hasta que Beth empezó a reír ante los lametazos de Perro en su cara-
Perro, para, chico, vamos, para -las carcajadas de Beth se escucharon por toda la habitación sacándonos un par de sonrisas. Una risa salió de mis labios cuando Daryl comenzó a hacerle cosquillas haciéndola reír aún más- ¡Papá! ¿No estabas en contra de las cosquillas?
¿Qué? No te escucho -se burló Daryl aún haciéndole cosquillas con una sonrisa. Sabía porque él sonreía y también porque yo lo hacía, nos encantaba ver a nuestra hija feliz-
Daryl cambia cuando está con vosotras -me dijo Lydia aún correspondiendo mi abrazo. Yo acaricié su pelo en respuesta- es bonito verlo. Supongo. Mi padre a veces lo hacía
Ya encontraré el modo de hacerte reír. Siempre lo consigo -le respondí. Abrí mi boca con falsa indignación cuando Daryl y Beth me miraron a la vez- ni se os ocurra
¿Sería peligroso? -le preguntó Beth a Daryl soltando una risa-
Dejémosla hoy -negoció Daryl a lo que rodé los ojos con una sonrisa en mis labios. Miré a Daryl de nuevo tras verlo besar mi coronilla-
No se ven a muchas familias como ustedes -nos dijo Lydia a lo que yo asentí con la cabeza acariciando a Perro-
Eso significa que somos únicos -me encogí de hombros volviendo a apoyar mi cabeza en el hombro desnudo de Daryl abrazando a su mascota-
Mira, mamá, he aprendido a usar tus cuchillos -se levantó rápidamente Beth-
Que bien. Espera, ¿qué? -le pedí en un grito tras verla bajar las escaleras corriendo hacia su habitación-


NO puedo dejar que te la lleves -negué con la cabeza al ver sus intenciones tras entrar a mi casa- Carol, es solo una cría. Sé que quieres venganza por tu hijo, pero ¿no crees que ella ya ha sufrido bastante?
Eso no lo puedes decidir tú. Deja que ella decida -me pidió Carol a lo que volví a negar con la cabeza- Lorelai, no es tu decisión
Ni tuya tampoco. Aceptará porque sabe que es lo mejor para todos no porque quiera hacerlo. ¿Por qué debes usarla? -le pregunté cruzandome de brazos. Me relajé al saber que ambas lo estarían escuchando desde las escaleras- no puedes, Carol
No la dejaré hacerle daño -me respondió ella para luego subir las escaleras. Carol quería venganza por Henry, y lo entendía, pero con sus actos solitarios podría acabar matando a otro de los nuestros-







𝐋𝐎𝐑𝐄𝐋𝐀𝐈 ↑𝓓𝓪𝓻𝔂𝓵 𝓓𝓲𝔁𝓸𝓷Donde viven las historias. Descúbrelo ahora