LXXXVIII

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Luego de una larga espera, cientos de indicaciones y amenazas de parte de la organización y también de algunas despedidas, los cuatro finalmente se marcharon del hospital y ahora se encontraban en casa del chileno, Rusia miraba al de cola con una ceja alzada -¿que mirai?¿te debo plata?¿acaso te gusto weon?-

-Claro que me gustas, pero no es por eso... es tu nueva casa, creo que es más grande que la mía--

-¿Y qué?¿no puedo tener una wea grande? -

-¿Que paso a tu otra casa? Pensé que te gustaba-

-Nada, si me gusta y por último no tengo nadita que andar explicándote weas a vo'- lo miro con molestia, ya le era suficiente tener que soportar depender de el para salir del hospital, lo trajera hasta su hogar como para además responder interrogatorios.

-Ok, ok tranquilo... mejor entremos- iba ayudarlo a bajar del vehículo pero este se negó y solo un gesto con la cabeza hacia las menores -¿Qué sucede?- veía como el chileno rodaba su ojo para luego cubrirse el rostro con su mano buena -eri bien weon, lleva a las niñas primero a dentro, yo espero-

-Ah ok... no soy gueon como dices, estoy aprendiendo esto de ser padre- estaba algo afligido por todo esto, pero al parecer el chileno ni se inmuto, volteo a ver hacia otro lado dejando a Rusia sin más opción que ir por sus hijas primeros. Este lo miraba como iba con las sillas en cada mano -este parece tarzán diciendo mis palabras-

Finalmente entraba con el chileno en una silla de ruedas que le habían facilitado para evitar que se estuviera sobre esforzando, aunque Chile había insistido en bajar solo del vehículo y sentarse en la silla. Rusia miraba alrededor pero ese lugar era completamente desconocido para el -¿Dónde está tu cuarto?-

-Arriba- apenas apunto y el ruso ya se estaba acercando a él para tomarlo en brazos pero el chileno se resistió -¡que no me toqui weon!¡cómo no entendí esa wea!-

-Solo quiero ayudarte, no te muevas tanto o puedes caer- finalmente dejo de forcejear, pero mientras era cargado soltaba múltiples improperios – ni se te ocurra manosearme-

-No lo haría- todo su cuerpo estaba tenso, tener tan cerca al chileno y no poder besarlo o abrazarlo era todo un trabajo.

Finalmente lo dejo acostado en su cama y se marchó soltando todo el aire contenido, miro sus manos y estaba temblando -esto será más difícil de lo que pensé- fue por las menore que no habían despertado, con una silla en cada mano regreso al cuarto chileno que dejo atrás su expresión molesta para volver a sonreír -¡mis niñas!- rodeo la cama depositando ambas sillas sobre esta, Chile no espero para sacarlas de ahí y tomarlas entre sus brazos sin importar el dolor en su muñeca y obviando como Rusia extendía sus manos alerta por si requería ayuda -aww~ tan lindas, sigan nomas haciendo tutito-

-Creo que tienen el sueño pesado como nosotros- Pero Chile lo ignoro concentrándose toda su atención en las menores -ya puedes irte-

-¿Cómo dices?-

-Eso, ya no teni que seguir aquí, yo me hago cargo-

-Chile, no-

-Tu no me mandai-

-Tu tampoco, me iré, pero más tarde ¿o puedes alimentarlas? ¿cambiarlas? ¿o si quiera ir solo al baño sin lastimarte? -

-Que te importa si puedo o no, es cosa mía-

Imposible volver amar ¿Verdad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora