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-Pobrecitas mis guaguas, la vieja culia las hizo llorar-caminaba al interior de la casa con ambas menores entre sus brazos mientras les iba dando algunos mimos con su cola para mantenerlas en calma.

-Chile solo fueron unas vacunas-

-No escuchen a ese poste pesao feo, yo las voy a regaloneas mis niñas lindas- se marchó a la habitación con las menores dejando solo al ruso con el coche y los bolsos colgando de sus brazos-doy un paso y retrocedo dos...-

Llevaba las cosas a la habitación de las menores, hace algunos días estaba con la idea de invitar al chileno a una cita, pero de inmediato fue descartado ya que en territorio de este se encontraba todo cerrado, sin embargo, eso no lo desanimo en idear otra manera de hacer algo especial para el chileno especialmente después de la charla con ONU donde noto un cambio en el estado de ánimo, parecía más deprimido y temeroso.

De regreso por el pasillo luego de haber acomodado las pertenencias de las menores, se acercó a la habitación del chileno, se asomó para poder echar un vistazo de que hacía - no me gustaron las canciones de cuna de su papá dan miedo... ¡ya sé! Les cantare otra cosa, pero shh no le vayan a decirle a su papá esto que luego se pasa películas- acomodó a las menores una en cada brazo, se movía de manera suave hacia delante y hacia atrás dándose pequeños impulsos con su pierna buena permaneciendo sentado en el borde de la cama.

Мы с тобой одно целое~
Ты моя земля, без тебя не стою на ногах~

Ты моя Вселенная~

Самая сладкая, самая нежная~

Запомни, I love you~

Rusia no podía evitar tener emociones encontradas, se trataba de la canción que bailaron en su cita. Sus ojos comenzaron a arder, quería abrazarlo, pedirle bailarla una vez más, pero se limitó a escuchar como cantaba en voz baja, en su idioma mientras hacía dormir a las pequeñas.

-Eso amores, ahora hagan tutito- las dejo acostadas una vez asegurándose que estuvieran realmente dormidas, las dejo en sus cunas apegadas a la cama y se levantó para ir al baño, solo que no esperaba que al abrir la puerta se toparía con Rusia quien comenzó a reír nervioso al ser descubierto.

-Q-que así ahí vo- se avergonzó al verlo ahí, rogaba que no lo hubiera escuchado, no estaba con ánimos de dar alguna excusa al respecto.

-Yo... quería saber si necesitabas algo-

-No, nada, permiso- lo aparto para poder caminar, pero Rusia lo sostuvo por el codo -¿que queri ahora?- El ruso lo había agarrado casi por instinto había sido como si su cuerpo reaccionado solo, presiono sus dedos contra el quien tenía la duda plasmada en su rostro -si no vai hablar ¿podi soltarme? -

-Que...-

-¿Que de qué?-

-Dime que es lo que debo hacer para que me perdones, para conseguir que me des una nueva oportunidad-

-No empeci- intento liberarse, pero no estaba resultando- por favor dime, sé que cometí un error, pero no creo haber sido tan malo antes de eso para tu odio-

-Rusia suéltame-

-No, no antes que me digas-

-Weon ¿no podi dejarme tranquilo? Deja las cosas como están, ya es mucho que vivas aquí... ni se porque sigues aquí-

-Por ti y nuestras hijas-

-No mezcli peras con manzanas, podi ver a las niñas, pero no conti conmigo ya te dije un millón de veces- se ayudó con la otra mano para zafarse del agarre, se tambaleo producto de la bota, consiguió dar algunos pasos, pero Rusia ahora lo rodeo con los brazos.

Imposible volver amar ¿Verdad?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora