Decisiones (Harry Potter)

⟨Cap. 21⟩

Harry no sabía cómo reaccionar, el día anterior había recibido una carta de Sirius dónde le decía que durante el verano se quedaría con él en Grimmauld Place, sin embargo, no estarían solos, sino que Draco Malfoy también estaría con ellos. En la misma carta le pedía que eso no se lo comentara a nadie, ni a sus amigos, así como le explicaba que no se iría en tren junto con los demás, sino que tomaría un trasladador en la oficina de Dumbledore junto a Malfoy.

Eso no era algo de lo que estuviera completamente feliz, pues nunca, en los cinco años que llevaba en Hogwarts, se había llevado bien con el Slytherin. No lo juzguen, no está resentido, es solo que resulta muy extraño.

Decidió que no le tomaría importancia.

Pero mientras hacía su baúl y respondía a las preguntas que Ron le hacía, pidiendo que le explicara por qué no se iría en tren, Harry se comenzaba a impacientar más. No había visto al rubio hacía mucho tiempo, y sabía que si él estaba enterado de eso, no estaría con un humor agradable, por lo que esperaba no se desatara una discusión.

Harry cerro su baúl con fuerza cuando Ron, volvió a preguntarle por quinta vez la razón de su ida en trasladador.

—No sé, Ron —contestó Harry un poco demasiado cortante—, imagino que no quieren que algún mortífago me haga algo o simplemente ya no confían lo suficientemente en mí como para dejarme solo.

—No creo que no confíen en ti, compañero —le intentó tranquilizar el pelirrojo—, solo se preocupan.

—Lo sé, Ron, lo siento, es solo que aún me siento culpable por lo que sucedió en el ministerio.

—No deberías, todos aceptamos ir aún sabiendo los riesgos, además, debes ver el lado bueno, Sirius recibirá un juicio esta semana.

—Tienes razón, pero sabes que no es fácil no culparme.

—Está bien, Harry —Ron palmeo la espalda de Harry tratando de reconfortarlo—, pero debemos apurarnos, antes de que Hermione venga y comience a regañarnos —Harry río ante la cara de miedo que puso su amigo ante la idea de una Hermione enojada.

—Sí, será mejor que bajemos hora o nos hechizará por no apurarnos —agregó Harry para terror de su amigo.

Harry acompañó a sus amigos hasta la entrada del castillo dónde se despidió de ellos y luego se fue rápidamente a la oficina del director dónde el hombre y Malfoy ya lo estaban esperando.

Sabía que no había llegado tarde, pero aun así se sintió incómodo por la mirada que el rubio le lanzó después de que entrara a la oficina.

Harry se acercó cuando el director se lo pidió y tocó una pluma que era el trasladador, vio como Malfoy también la tocaba y luego se aferró demasiado a su baúl ante la horrible sensación que el viaje le dejaba.

Desde lo sucedido, a finales de su cuarto año, había obtenido, como resultado, una terrible fobia a los trasladadores y aunque no había tenido que usar uno desde entonces. Utilizar uno de nuevo ocasionó que todos los recuerdos de aquella noche volvieran a su mente.

Aún podía recordar a gran detalle como cayó sobre el duro suelo de tierra del cementerio y podía recordar la brillante luz verde, aún podía ver el cuerpo de Cédric tirado, inmóvil, sin un rastro de vida en sus ojos. Casi podía sentir los espasmos de dolor que le dejaron, los crucios que Voldemort le lanzó, podía sentir la sangre escurrir, por su brazo, del corte que Pettigrew le hizo, Harry no sabía que todo eso aún me afectaba.

Harry estaba tan metido en sus horribles recuerdos que no sintió cuando tocó el piso de Grimmauld Place, no hasta que sintió como su padrino lo sacudía suavemente sacándolo de sus recuerdos que parecían reproducirse como si fueran una película de terror.