⟨Cap. 29⟩

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Theodore Nott era un alumno modelo, aunque a Snape le costara admitirlo, el chico se había mantenido entre los mejores de clase, si bien no había logrado alcanzar a Granger o a Draco, había mostrado exelentes habilidades de estudio. El chico no se metía en problemas, entregaba todos sus trabajos en tiempo y forma, no hablaba en clase y solo participaba cuando sabía que la respuesta que iba a dar era correcta.

Nunca había mostrado interés en seguir los pasos de su padre, el chico había demostrado, aunque no abiertamente, cierta aversión hacia las acciones puristas que la mayoría de sus compañeros parecían orgullosos de mostrar. Por esa misma razón, Severus había mostrado, más que nada para sus adentros, un poco de sorpresa al saber que ese chico tímido era a quien el señor oscuro le había dado su “misión especial”.

Cuando supo que tenía intenciones de darle a Draco una misión, que claramente era un castigo para Lucius, no esperaba que al no conseguirlo buscara a otro chico para hacerlo. Pero cuando se enteró de qué se trataba dicha misión todo tuvo sentido. Seguramente había hecho una reunión a la que solo asistieron mortifagos con hijos en Hogwarts, razón por la que Snape no fue llamado, y preguntó alguna oferta y Nott, en busca de ganarse al señor oscuro, habría ofrecido a su hijo.

Severus nunca había sido alguien a quien le gustará los sentimentalismos y mucho menos alguien a quien le importará la emociones ajenas, pero sintió pena por el chico. No le hubiera deseado que portara la marca. Sabía que el chico Nott no habría tenido opción, no tenía a quien acudir en busca de ayuda, siendo él y su padre los únicos Nott vivos, no había alguien que respondiera por él en su defensa. Pero no había nada qué hacer al respecto, lo hecho, hecho estaba y no había vuelta atrás.

En cuanto se enteró de que el chico Nott sería quien tendría que Matar a Dumbledore, tuvo que ir a contárselo al hombre. Lo que le dijo en respuesta no fue de mucha ayuda, de todos modos.

Tienes que ayudarlo, Severus. No dejes que se aisle, trata de ayudarlo y cuando llegue el momento debes ser tú el cumpla con la misión —le había dicho Dumbledore, nada reconfortante si le preguntan a él.

Severus se estaba cansando de ser un niñero a los ojos del director y aún más de serlo de adolescentes impulsivos o retraídos que no le facilitaban la tarea.

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Harry sintió que se le quitó un peso de encima después de que les contó todo —o en su mayoría— a sus amigos. Se lo habían tomado mejor de lo que el creía, sabía que necesitaban tiempo para asimilarlo, pero aún así agradecía el apoyo que le estaban dando a pesar de todo.

Había tenido miedo, miedo de que se molestaran por no haberles dicho antes o de que sintieran miedo de él y decidieran de que era bastante peligroso y sería mejor alejarse de él. Harry no los hubiera culpado si hubieran pensado eso, después de todo mentiras no eran.

Después de hablar con Ron y Hermione habían regresado a la torre de Gryffindor para finalmente dormir.

Harry estaba acostado en su cama, había cerrado las cortinas alrededor de su cama para tener un poco más de privacidad, no podía dormir. A pesar de que se sentía con un peso menos, aún tenía mucho con lo que lidiar. Debía encontrar una manera de recuperar la piedra y la varita sin hacer que Dumbledore ponga su completa atención en él.

Harry quería hablar con muerte, necesitaba que respondiera un par de dudas, respecto al resto de las reliquias. Se recostó contra la cabecera de la cama con piernas cruzadas y se concentró en llamar a la deidad. Esperaba que funcionara, después de un par de minutos, la habitación comenzó a bajar en temperatura, esperaba que solo él lo sintiera, y comenzó a sentir sus párpado pesados.

Decisiones (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora