Decisiones (Harry Potter)

⟨Cap. 32⟩

De haber sabido que la razón de ese viaje sería buscar el relicario, no hubiera abandonado la escuela.  La situación en la que estaba le estaba revolviendo el estómago. Obligar a Dumbledore, por instrucciones del hombre, a tomar la poción estaba resultando difícil. A veces tenía sentimientos complicados hacía el hombre, pero no por eso significa que le gustaba verlo sufrir y llorar como un bebé.

Cuando finalmente el director se terminó la poción y vio el relicario quiso quemar todo, esto había resultado una perdida de tiempo. El director le pidió agua y en su momento de estrés la lógica le dijo que tomara agua de la que estaban rodeados. Cuando se acercó para tomar un poco de agua sintió como su brazo era tomado por algo y el pánico comenzó a crecer en su pecho. Sentía como cada vez más manos lo tomaban y lo arrastraban intentando llevarlo al fondo de ese lago.

Por un momento, Harry sintió que todo había terminado, finalmente lo había arrastrado al agua y estaba luchando por salir, pero su fuerza se estaba terminando y comenzaba a sentir como el oxígeno comenzaba a escasear en sus pulmones. No podía creer que eso estuviera pasando, cuando sintió que sus ojos comenzaban a sentirse pesados debido a la falta de oxígeno vio una luz a través del agua.

Usando las últimas fuerzas que le quedaban se arrastró hacia la superficie, cuando finalmente pudo salir comenzó a escupir toda el agua que había en sus pulmones. Sintió como se el era lanzado un hechizo de secado y sorprendido volteo hacia la fuente de este, encontrándose con un Dumbledore un poco más cuerdo que minutos atrás. Ver al director le recordó su urgencia y en cuanto el hombre le dijo que deberían irse Harry no dudo en seguirlo y casi apresurar su paso y el del hombre.

Cuando salieron de la cueva Dumbledore los hizo aparecerse en Hogsmeade, dónde, una vez que llegaron y vieron el ambiente, se dieron cuenta de que algo grave estaba pasando. La marca tenebrosa estaba iluminado el cielo sobre el castillo, y el cielo se había tornado de un gris tormentoso amenazando con una fuerte tormenta. Harry sintio aún más la urgencia de llegar al castillo.

La única manera que encontraron de entrar al castillo sin alertar a nadie fue volando en escobas, que muy amablemente Madame Rosmerta le había facilitado, aterrizaron en la torre de astronomía, pero antes de que pudieran hacer algún otro movimiento escucharon pasos subiendo las escaleras. El director actuó más rápido que Harry y terminó petrificandolo y posteriormente cubriéndolo con su capa de invisibilidad para que nadie lo notará. La frustración de Harry en esos momentos estaba aumentando, sentía que su plan no estaba resultando tal y como queria. No pasó más de un minuto antes de que la figura de Nott apareciera frente a ellos, su rostro estaba blanco, que Harry podía relacionarlo con el miedo, todo su cuerpo temblaba y parecía que se desmayaría en cualquier momento.

—Ah, señor Nott, es sorprendente encontrarlo aquí —Dumbledore dijo en cuanto lo vio, el hombre estaba tan relajado como si no supiera el por qué el chico estaba ahí.

—Creo que en realidad no está tan sorprendido, señor —contestó Nott ignorando el miedo que sentía.

—Debo decir que tienes razón, me temo. ¿Dejarías que te ayude?

—Es tarde para eso, señor, ellos están aquí, ahora debo cumplir con mi tarea —Harry pudo ver cómo Nott apuntaba su varita hacía el director, su mano temblaba pero nunca dejo de apuntarlo. Inesperadamente para Harry Nott desarmó al hombre y aún más para su sorpresa el hombre no hizo nada para impedirlo, solo se veía cansado.

Harry vio la varita de Dumbledore, cayó prácticamente a sus pies, de no estar petrificado, podría tomarla y cumplir con su parte del trato, pero no podía hacerlo en ese momento. No cuando el caos se estaba desatando en el castillo. Antes de que Nott pudiera hacer algo, aparecieron más mortifagos, entre ellos estaba Snape.