⟨Cap. 33⟩

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Harry estaba parado en los terrenos de Hogwarts, a unos metros estaba el castillo. Todo estaba en total oscuridad a excepción de algunas luces que se veían a través de las ventanas de las habitaciones. La calma que se sentía era inquietante, que hacía que los vellos de sus brazos se erizaran. No sabía que estaba haciendo ahí, pero tenía la sensación de que tenía que estarlo.

Se iba a adentrar al castillo, cuando escuchó un ruido proveniente del bosque prohibido. Un escalofrío recorrió su columna vertebral y una fuerza mayor lo orrillaba a acercarse al lugar de donde el ruido provenia. Sus pies se movieron sin que se diera cuenta.

Camino a través de raíces y hojas secas hasta adentrarse en las profundidades. Harry temía que terminaría en el nido de las acromantulas. Finalmente estuvo cerca de un claro, en dónde escuchaba algunos ruidos de voces y risas burlonas. Algo en Harry hizo que su estómago se retorciera de anticipación.  Intentó acercarse lo más sigilosamente que pudo para no llamar la atención de las personas. Se horrorizó al ver quienes estaban ahí y la preocupación y miedo que sentía antes, aumentó, pero no por él, sino por los que estaban ahí.

En el claro estaban, Ron, Hermione y Draco y Theodore, por alguna razón, rodeados de el círculo interno de los moetifagos con Voldemort de compañia. Harry no sabía que hacer. Dio un paso adelante para evitar que lo vieran, sin embargo, terminó pisando un rama que crujió demasiado fuerte en el silencio de la noche, llamando la atención de los presentes.

—Ah, Harry —dijo Voldemort silvante—, adelante, únete a nosotros, te estábamos esperando.

Harry vió la mirada de terror de sus amigos, negaban con la cabeza, pero los tenían amordazados, no podían decir nada.

—Nos has hecho esperar mucho, tus amigos se han impacientando un poco, tuvimos que hacerlos callar, como puedes ver —Voldemort señaló la mordaza en la boca de Hermione, quien hizo todo lo posible por alejarse.

Harry cada vez entendía menos, no sabía qué estaba pasando, estaba muy confundido y tampoco entendía cómo había terminado en esa situación.

—Verás, Harry —Voldemort llamó su atención, la mirada fría del hombre se posó en él—. Tienes algo que me pertenece, se un niño bueno y regresalo —fue en ese momento que Harry noto el metal frío del collar, o mejor dicho relicario, alrededor de su cuello que estaba siendo escondido por su ropa.

—¿Qué tienen que ver mis amigos con todo esto? —finalmente su voz volvió y pudo decir algo.

—Ah, bueno, es solo en caso de que te resistas a devolverme lo que me pertenece. Ya sabes, es en caso de que necesite llegar a otro tipo de negociaciones —lo último lo dijo apuntando su varita hacía donde sus amigos estaban.

—No sé de qué estás hablando —dijo Harry en su lugar, no quería poner a sus amigos en peligro, él no quería que esto pasara.

—Tal vez recuerdes si te refresco la memoria —antes de que Harry dijera algo, un rayo de luz roja impacto en Ron, no duró mucho, pero fue suficiente para que el pelirrojo se encontrara retorciendose de dolor—. No estoy aquí para perder mi tiempo, si sigues haciendote el tonto, te haré ver cómo tus amigos mueren uno por uno.

Antes de que Harry pudiera hacer un movimiento, la varita de Voldemort ya estaba apuntado de nuevo hacía sus amigos, ahora no era un rayo de luz roja, ahora era verde. Verde avada kedavra.

Decisiones (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora