Decisiones (Harry Potter)

⟨Cap. 31⟩

Fue durante las vacaciones de Pascua que Harry recibió una carta de Sirius pidiendo reunirse de nuevo en Hogsmeade, el hombre le había pedido un permiso especial para que no le dieran problemas. Sirius le pidió a Harry que no fuera solo, debido a que no era un fin de semana de visita todo estaría solo, por lo que Harry se vio en la necesidad de pedirles a Ron y Hermione que lo acompañaran, pero antes debía explicarles lo que estaban haciendo.

Harry sentó a sus amigos la noche antes de reunirse con Sirius y esperó a que la sala estuviera completamente vacía, pero aún así se aseguró de lanzar algunas hechizos para evitar que los escucharan. Ambos chicos estaba confundidos, y no mentiría también curiosos, la últimas vez que habían visto a su amigo así de serio había revelado un gran secreto.

Se fue por el camino fácil y Harry les contó sobre lo que Draco le había dicho y sobre sus sospechas. Sus amigo parecían recelosos a créer al principio, por qué lo harían, Malfoy nunca le había dado razones para confiar en él. Harry les aseguro que podían confiar una vez que les contó sobre sus propias sospechas.

Por último les terminó de contar sobre si encuentro con Nott en el baño, omitió algunos detalles, buscando protéger al otro chico. Al final terminó la conversación con su reunió con Sirius que tendría al día siguiente y pidió que lo acompañaran, debido a que no creían que fuera seguro salir solo. Hermione y Ron aceptaron acompañarlo y Harry pudo notar una chispa de emoción en su rostro.

Sabía que desde que despertó Harry no había mantenido al tanto a sus amigos de sus planes o sobre su línea de pensamientos. Nunca quiso hacerles creer que no confiaba en ello, simplemente temía que, al contarles todo lo que estaba sucediendo, los estuviera poniendo en peligro. Y aunque seguía ocultando algunas cosas, no los estaba dejando de lado.

Había notado las miradas preocupadas que sus amigos le lanzaban cuando creían que él no estaba prestando atención. Probablemente se debía al silencio que había adoptado durante los últimos meses, prefiriendo guardar las cosas para sí mismo, sin querer levantar sospechas o poner en riesgo a alguien.

Creía que tanto Ron como Hermione eran capaces de entender los peligros que se aproximaban, y no pensaba involucrarlos en nada que ninguno de ellos quisiera. Al final de cuentas eran niños, todos ellos lo eran, en realidad. Pronto tendrían que salir de las paredes que eran Hogwarts y, probablemente, enfrentarse a peligros todavía peores de los que habían estado. Harry les había dejado en claro, cada que se escabullian a la sala de menesteres a practicar algunos hechizos, que no los quería hacer sentir obligados.

Si un día se despiertan y deciden que es muy peligroso seguir a su lado, Harry no los estaría culpando por alejarse. Sin embargo, ambos adolecentes se habían aferrado a su lado, decidiendo darle una lealtad incondicional. Habían estado a su lado en todo momento desde primer año. Si bien, habian tenido sus problemas y discusiones, como cualquier grupo de amigos podía llegar a tener, al final lo habían podido arreglar. Harry sintió cálido su pecho cuando sus amigos, después de aceptar acompañarlo,  habían agradecido el hecho de que él estuviera confiando en ellos para después sentir el abrazo reconfortante de Hermione. Harry sintio una lágrima atascada en su ojo que rápidamente limpió, si Ron o Hermione lo notaron, no lo recalcaron.

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El camino a Hogsmeade fue tranquilo, conversaban de cosas tan comunes tal cual lo era la escuela, tareas o incluso sobre los exámenes que cada ves estaban más cerca. Por un momento los tres parecían olvidar lo que era la guerra que se estaba liberando afuera, a pesar de eso, era bastante notorio lo que estaba pasando. El cielo nunca parecía dejar de estar nublado a pesar de que la primavera ya había llegado, el ambiente gris y el silencio que había en las calles dejaba ver claramente el estado de animo de las personas.