Decisiones (Harry Potter)

⟨Cap. 35⟩

Desde la reunión con la orden no habían recibido muchas visitas. Decían que era necesario para evitar que descubrieran su paradero. Pero había ocasiones en las que iban a mantenerlos al día con las cosas que estaban pasando y no decían los periódicos.

Por eso, cuando a principios de agosto, se activó la red flu de Grimmauld Place y por él salió, Bill Weasley, el hermano mayor de Ron. Estaban en medio del almuerzo cuando apareció por lo que todos estaban sumamente confundidos.

Entro saludando a todos los presentes con una sonrisa, especialmente a Ron, a quien parecía que tenía tiempo que no veía. Pero después su sonrisa desapareció volviendo su rostro serio. Harry podía notar lo cansado que parecía, la guerra estaba afectando a todos.

Bill está comprometido con Fleur Delacour, se supone que iban a casarse el primero de agosto. Pero su boda tuvo que retrasarse por los ataques de mortífagos que había últimamente y no querían arriesgarse, ya que estos iban a cualquiera que estuviera en contra de ellos.

Todos en la mesa se pusieron tensos, porque claramente no se veía que trajera alguna buena noticia.

Sirius fue el primero que hablo.

—¿Qué ocurrió?, ¿hay algo que tengamos que saber?

—No creo que traiga buenas noticias, así que será mejor que lo diga sin rodeos.

—¿Pues quién murió? —preguntó Ron, quien parecía que lo decía entre broma y en serio.

—Pues en realidad muchas personas, pero nadie cercano, si es lo que preguntas.

—¿Entonces? —preguntó Harry.

—Te has convertido en un prófugo, Harry —comenzó Bill sin rodeos, provocando un silencio—. Los cinco, en realidad, hay una recompensa tras su cabeza. Así que sea lo que sea que estén haciendo, será mejor que eviten ser vistos.

—¿Nosotros por qué? —preguntó Draco, sorprendido de que también sea buscado.

—Aparentemente, creen que están juntos, y creen que traman alguna especie de plan en contra del ministerio. Ahora que está bajo el régimen de Quien-ya-sabes pues van tras ustedes.

»También han estado revisando todos los lugares en los que creen que pueden estar, incluso ya estuvieron en la magriguera.

—¡¿Qué?! —preguntó Ron parándose.

—No te preocupes, no lastimaron a nadie, lo digo para que en serio tomen precauciones.

—¿Hay algo más? —preguntó Remus no muy seguro de querer saber si realmente había más cosas de las que se estaban perdiendo. Hasta el momento habían logrado mantener su cordura, pero había momentos en los que parecía que enloquecieron. En ocasiones les daban actualizaciones rápidas a través de la chimenea, pero al final no era lo mismo.

—Um, sí, en realidad, ha habido más ataques ultimemente hacía muggles y los que se oponen a las nuevas leyes del ministerio. Se han puesto más estrictos y ahora parece que creen que los hijos de muggles robaron la magia o algo así, por lo que todos tienen que ir a declarar y demostrar inocencia, de lo contrario, pues básicamente los expulsan. Las cosas en el ministerio son tensas y cada vez más irracionales.

Harry, no daba crédito a lo que escuchaba, todo era una completa locura y eso lo hacia sentir enojado, ahora más que nunca quería terminar con todo. Bill les comentó algunas cosas más que habían surgido en el ministerio que cada vez los hacía sentir peor. Ya para despedirme pareció que recordó algo y añadió.

—Ah, y por cierto, Quien-ya-saben-quien puso una maldición en su nombre, por lo que es preferible que eviten decirlo si no quieren alertarlo.

Diciendo eso, el chico despareció entre las llamas dejando a todos con un sentimiento de hundimiento y confusión.