⟨Cap. 22⟩

432 40 2
                                        

La primera vez que Harry entro a la biblioteca en Grimmauld Place, recibió casi todo tipo de advertencias de parte de Sirius, aunque a Harry en el fondo le enternecía, de alguna manera, que Sirius fuera así con él, en ese momento no tenía tiempo de escuchar al hombre y sus advertencias de magia oscura.

Harry estaba consiente de los peligros que podía encontrar en esa biblioteca, si es que la cantidad de objetos oscuros que encontraron el año anterior lo confirmaba, por lo que las advertencias de su padrino en ese momento solo lo entretenía.

Por lo que cuando por fin tuvo la oportunidad de buscar, no supo por dónde empezar, Harry creo que estaría ordenado alfabéticamente y aunque en cierto modo así era, no era fácil encontrar porque estaba organizado por secciones. Según el tipo de magia, según la gravedad de hechizos, etcétera; es decir, que estaba seccionado por temas y cada sección, ahora sí, estaba organizada alfabéticamente.

Uno de los problemas que tenía Harry, es que realmente nunca había estado en una biblioteca como esa, ni siquiera la sección prohibida de Hogwarts estaba organizada de esa manera, el otro era que ni siquiera sabía que estaba buscando con exactitud.

¿Acaso existía un libro que hablara de los Horrocruxes?, Harry imaginaba que sí, ya que Voldemort se había enterado de eso, y no creía que simplemente lo hubiera adivinado.

Harry quería acabar con eso pronto, quería destruir los Horrocruxes lo más pronto posible y necesitaba, en primer lugar, saber cómo los destruiría.

El pelinegro vagó por la biblioteca buscando libros y abriéndolos intentando encontrar algo que estuviera relacionado con lo que estaba investigando. Abrió alrededor de veinte libros y ninguno se relacionaba con el tema de los horrocruxes, estaba a punto de rendirse por ese día, cuando sintió como la habitación disminuía en temperatura, Harry casi rodó los ojos por la aparición tan dramática que la Muerte estaba haciendo, era obvio que en algún momento aparecería. El ojiverde no podía creer que realmente lo había dejado perder el tiempo buscando y abriendo libros.

Cuando la Muerte hubo estado en su forma “física” se lo hizo saber.

—Si solamente te decía donde encontrar toda la información, se habría perdido toda la diversión —dijo la Muerte divertida., Harry solo puso cara de fastidio.

—Diversión para quien, ¿para mí o para ti?

—Para mí, por supuesto —respondió la Muerte para indignación de Harry.

»Sin embargo, tienes razón, voy a ayudarte, realmente después del décimo libro, dejó de ser divertido y comenzaste a darme pena —Harry simuló parecer ofendido, pero realmente estaba aliviado por tener que dejar de perder el tiempo—. Bien, como sabes, no quiero darte la información según lo que yo sé, por qué me parece mejor que tú emplees tus propios métodos de investigación, no quiero que te conviertas en alguien incapaz de obtener la información por tus propios medios.

—Bien, entonces ¿Cómo me vas a ayudar? —Harry esperaba que su ayuda resultara, porque él realmente estaba cansado, apenas llevaba un día y ya no quería a abrir un libro más por el resto del verano.

—Bueno, te diré que estás buscando Algo relacionado con magia oscura muy antigua y hay una pequeña probabilidad de que el libro que estás buscando, no esté aquí —El semblante de Harry cambió a uno confuso.

—¿Qué quieres decir con que es probable que no esté aquí? —La muerte pudo haber sonreído de haber tenido un rostro.

—Quiero decir, que alguien ya ha hecho la búsqueda de los horrocruxes en esta biblioteca, antes.

—¿Antes? Pero quien pudo haber sabido de la existencia de los horrocruxes, según me habías dicho esa era una práctica desconocida —Harry estaba confundido y su cerebro estaba trabajando pensando en posibles personas, sabía que no era Sirius, él había escapado de casa joven—. ¿Quién pudo haber sabido de los Horrocruxes…?

Decisiones (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora