24/3. Nosotros

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— ¿Cómo dices? — preguntó con nervios.

— Sé que estas divorciado y algo me dice que los supuestos problemas que tienes que arreglar, tienen que ver con ella — contesté firme.

— Lena...

— Te lo estoy pidiendo yo — seguí insistiendo — Si tú... si tú sabes lo que me sucedió con Danny, yo quisiera saber que te sucedió para poder ayudarte.

Dylan se quedó en silencio, no me miraba, solo pasaba su mano por su cabeza y respiraba pesadamente.

— Yo no te voy a engañar, Lena — tomo mi brazo — No es algo grave...

— Pero quiero apoyarte, así como tú lo haces conmigo.

— ¿Enserio quieres que te lo cuente después de lo que acaba de pasar? — siguió evadiendo el tema.

— Por favor, Dylan.

Él asintió y se acomodó en la cama para quedar medio sentado y recargado en el cabecero.

— Hace siete años, cuando aún residía en Canadá, estuve casado...

Flashback de Dylan

Promete que regresaras temprano — le dije a Lizie antes de que se fuera.

Es una fiesta de la empresa — respondió mientras se colocaba los aretes — no llegare tan temprano, sabes que no puedo hacer eso.

Bueno, pero...

Pero nada — se acercó a mí y me rodeo el cuello con sus brazos — Dylan tienes que salir tú también para que no te aburras aquí solo.

Negué repetidas veces, ella sonrió, sabe que no me gusta irme de fiesta, que ya lo había dejado.

Si, si lo harás — insistió.

¿A dónde? — pregunté frunciendo el ceño.

No lo sé, tal vez...con Mario.

Comencé a reír. Lizie frunció el ceño y me dio un golpe en la mejilla.

Fue una buena broma, amor — le dije divertido pero su cara de seriedad me hizo cambiar mi faceta — ¿Hablas enserio?

Si, debes hacer amigos — palmeo mi mejilla de nuevo y se alejó para tomar su gabardina y su bolso.

Tengo muchos amigos — respondí ofendido, ella entrecerró los ojos — Bien no tengo tantos amigos, pero tampoco voy a salir con Mario.

¿Qué tiene de malo? Es un buen vecino y tiene días invitándote una cerveza.

Ya no bebo tanto...

Lizie me lanzó una mirada amenazante y caminó fuera de la habitación conmigo por detrás suplicándole que no me hiciera hacer estas cosas.

Dylan, te hace falta salir, además él...

En ese momento el timbre de la puerta principal de nuestro departamento sonó. Miré a Lizie y ella me sonrió triunfante.

Justo, acaba de llegar — sonrió y se fue directo a abrir la puerta.

¿Me hiciste una cita sin decírmelo?

Me lo agradecerás, cariño — abrió la puerta y ahí estaba mi amigable vecino Mario — ¡Hola Mario!

Buenas noches Lizie — saludó él.

Pasa Dylan ya está listo — mi esposa lo dejó pasar — Yo me tengo que ir, así que los dejo.

Puedo reparar tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora