Dylan
Y si alguna vez me sentí como un idiota, créanme que no había momento más indicado que justo este día, no sé cuándo se me ocurrió o más bien de dónde saqué la fantástica idea de pedirle a Jude un consejo el mismo día que salimos a cenar. En primer lugar y para justificar mis decisiones tomadas con anterioridad, estoy muy confundido con lo que debo hacer. Han pasado dos días desde mi última interacción con Lena y en realidad no sé si continuar guiándome con mi instinto que me dice que hago lo correcto y voy por buen camino es esta vida nueva que he creado o hacerle caso a la vocecita de mi cabeza que me dice que me aleje y me concentre solo en mí y no en... Ella.
Y en segundo lugar... estoy totalmente perdido. Necesitaba hablar con alguien sobre esto y pensé en Joel, pero recibiría más reprimendas en lugar de apoyo. Solo conocía a Jude de muy poco tiempo, pero él es el único que podría darme un consejo que me evitara problemas... o eso creo yo.
— ¿Qué puedo hacer, Jude? No sé si debería confesárselo o solamente irme de ahí sin decir nada — dije para después darle un trago a mi taza humeante de café.
— A ver si entendí — agitó las manos sobre la mesa y dejo la costilla que estaba comiéndose a mordidas sobre su plato — Dices que conociste a una chica hace varias semanas, que tú la ayudaste cuando un hombre la estaba acosando y quería hacerle daño en la calle, se hicieron amigos y ahora ella es muy dulce y linda contigo haciéndote sentir mariposas en el estómago cada vez que la haz visto y por si fuera poco, se besaron y ahora no tienes idea de que decisión tomar.
— Si, eso fue lo que yo dije — asentí con obviedad.
— ¿Y qué no sabes hacer? — enarcó una ceja — Creo que es demasiado obvio.
— No, no lo es — negué con la cabeza — Si es tan obvio, ilumíname por favor.
Me crucé de brazos a esperar que Jude me diera su buen comentario que yo claramente estaba ignorando. Aclaro que omití varias partes de la historia.
— No me veas así — se quejó y después bufó.
— Solo trato de ver la obviedad de la que hablas...
— Es que es demasiado sencillo, Dylan — encogió los hombros — Si lo que sientes es que te estás enamorando y sientes que ella también de ti, no tengas miedo de que pasara después.
— ¿Qué no tenga miedo? — pregunté con un tono sorprendido — Jude, ¡Es imposible no tenerlo!
— Solo digo que es mejor arriesgarse — acomodó sus brazos sobre la mesa acercándose más a mi — Escucha, tienes dos opciones...
— Y espero sean buenas — susurré.
— La primera es que tomes la decisión de no decirle nada a la chica, te quedes con la inquietud de saber qué hubiera pasado y termines como un idiota cuando ella te diga que, si sentía algo por ti, pero es demasiado tarde.
Puse los ojos en blanco y cubrí mi rostro con mi mano.
— Y la segunda, que te des cuenta de que si se besaron fue porque hay algo dentro de ambos que los une como uno solo — pensé en su buen punto — Ese será el momento en que tomes tus pantalones y vayas a decirle lo que sientes. Lo peor que te puede pasar es que te diga que no.
— Y justo eso es lo más probable — indiqué.
— ¿No entiendo por qué dices eso? ¿Tiene algo de malo la chica? — frunció el ceño y luego sonrió — ¡Ah ya entendí! Tú tienes algo de malo para ella.
— Claro que no, Jude.
— Entonces ármate de maldito valor, invítale un café y dile que quieres intentar una relación amorosa con ella — volvió a tomar la costilla de su plato — Probablemente recibas otro beso.
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Puedo reparar tu corazón
RomansaLena MacRay nunca imagino que su vida se tornaría oscura y fría en el momento en el que perdió a sus padres con tan solo 18 años. Una gran decepción y un gran golpe al corazón la hizo apagar todo rastro de sentimientos hacia las personas del mundo e...