Habían pasado ya dos semanas desde que había comenzado mi último año y afortunadamente había logrado pasar desapercibida estos días. Sin molestias, sin detenciones, sin nada que pueda provocarme dificultades. Todas las tardes regresaba a casa y comía con mis hermanos y con Marcus, a veces veíamos películas o algún programa en la televisión, era entretenido.
Un día por la mañana comencé mi día con un delicioso desayuno, el día anterior Marcus había traído lasaña y decidí desayunarla hoy. Se que no es un desayuno apropiado, pero no puedo resistirme a algo tan delicioso como eso. Después me lavé los dientes y volví a bajar ya lista para irme a la escuela, cuando algo se cruzó en mi camino.
— Lena, te llevaré hoy — me avisó Jerry saliendo de la cocina.
Estaba vestido con una camisa formal, una corbata azul, un pantalón de vestir del mismo color que la corbata y unos zapatos cafés. Sin mencionar que estaba bien peinado y afeitado.
— ¿Y eso? — pregunté confundida.
— Conseguí un trabajo provisional ahí — respondió. Me sorprendí al instante porque A cuando le dije que consiguiera empleo no me refería a mi universidad.
— ¿Enserio? ¿De qué? — pregunté.
— De payaso — contestó sarcástico — Pues de profesor ¿De qué más?
— ¿Cómo lo...
— Te explico en el camino, ahora vamos que se nos hace tarde — tomó un saco que estaba colgado en el perchero de la entrada.
— Que les vaya bien a ambos — dijo Alina llegando a nuestro lado sobre su silla de ruedas, pero eso no le impidió abrazarnos — Iré a mi terapia así que no estaremos aquí.
— Entonces yo cuidare de la más pequeña — Jerry sacudió mi cabello, recordé que eso solía hacer cuando éramos niños, pero ya no lo somos y es humillante.
— No necesito que me cuides, ya soy mayor de edad — reproché, quitando su mano.
— Entonces niña mayor de edad, vámonos que se hace tarde — Jerry palmeó mi hombro y luego miró a Alina — Adiós hermana.
— Que se diviertan — respondió ella.
— ¿En qué mundo es divertido? — murmuré y Alina solo rio — Adiós- me despedí y salí detrás de Jerry para irnos caminando hacia la universidad
Le enseñé a mi hermano la ruta más fácil y menos transitada para poder llegar a tiempo al colegio, claro que había mucha gente como siempre, pero se ahorraría unas cuantas calles si cruzaba Central Park.
Jerry me contó que había conseguido trabajo como maestro sustituto, al parecer nuestra anterior maestra de Psicología Criminal tuvo un accidente y estaban buscando un remplazo temporal. Jerry aprovechó el anuncio en el periódico y fue sin pensarlo, bueno estudiar Psicología nunca fue algo que pensé que el haría, pero por mi esta bien... solo que hay un pequeño problema con su presencia ahí.
— Aún no puedo creer que vaya a ser tu profesor — me repitió por octava vez en el camino.
— Oye te quiero y todo, pero ya lo repetiste varias veces, ya entendí — respondí mientras cruzábamos la calle para casi llegar a la universidad — Y créeme yo tampoco puedo creerlo.
— ¿Qué te parece si almorzamos juntos en la cafetería? — propuso.
En ese instante me tensé por completo, era momento de decirle a mi hermano que ni por un millón de dólares almorzaría junto a él, no porque me diera vergüenza, más bien porque no quiero cambiar mi estatus, además ¿Qué pensarían si me ven almorzando con el maestro nuevo? Ya bastante tengo si me ven llegar con él.
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Puedo reparar tu corazón
RomantizmLena MacRay nunca imagino que su vida se tornaría oscura y fría en el momento en el que perdió a sus padres con tan solo 18 años. Una gran decepción y un gran golpe al corazón la hizo apagar todo rastro de sentimientos hacia las personas del mundo e...