6. El regreso de Danny

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Chad me miraba esperando una respuesta claramente afirmativa, pero sabemos que no iba a suceder.

— No sé cómo decírtelo para que quede más claro — me acerqué a él a un distancia apta para que solo él escuchara — No me gustas y no saldré contigo, jamás.

Chad se quedo en silencio por varios segundos, tal vez su cerebro no terminaba de captar, pero más claro de verdad que no pude decirlo. Y después de un rato Chad se comenzó a reír, ¿Qué demonios es gracioso?

— Me gustó tu actuación preciosa. — dijo riendo, mientras yo choque mi mano en mi frente — Claro que saldrás conmigo, algún día, pero lo harás.

— Profesor ¿puedo cambiarme de pareja? — pregunté levantando la mano.

— Por supuesto...que no — respondió Wilghtmore sin despegar su mirada de sus papeles en el escritorio.

Seguí en la actividad para poder terminar lo más rápido que pudiera, ignoré las preguntas de Chad que no fueran referentes al trabajo. Después de una hora la clase termino y no dude ni un segundo en tomar mis cosas y salir huyendo prácticamente de ahí, recé a todos los dioses posibles para que Chad no viniera detrás de mí, pero con tanta gente por los pasillos seria imposible que me encontrara aún y siendo muy alto.

En el almuerzo mi hermano me dijo que me vería en la puerta principal para irnos, creí que se quedaría ya que algunos maestros se quedan hasta tarde, pero él por ser suplente no tenía que hacerlo. Y en efecto, lo esperé solo unos minutos cuando lo vi que venía caminando junto a un grupo de chicas que supuestamente le preguntaban sobre la clase por que traían cuadernos y libros abiertos.

— ¿Ya nos vamos? — me pregunto alejándose de sus alumnas y acercándose a mí.

— ¿No te quieres quedar con tus admiradoras? —  las señale con una sonrisa divertida.

— Las veré mañana — me sonrió — ¿Vamos? — Extendió su brazo para que yo pasara primero.

— A la orden capitán — pase delante de él y ambos caminamos a la puerta para salir.

Ya que mi día había acabado, pensé que no podía irme mal, era un buen día, soleado y despejado, pero esa maldita espina.

— Señorita MacRay — escuché la voz de Wilghtmore detrás de mí.

— Yo me encargo — me susurró Jerry antes de que nos diéramos la vuelta y viéramos al hombre de traje azul de pie frente a ambos— ¿Hay algún problema profesor? —preguntó mi hermano.

— Lo siento, pero la señorita MacRay tiene detención conmigo — respondió a mi hermano.

— ¿Por qué? — preguntó Jerry curioso.

— Creo que lo que pasa en mi clase, sólo deben enterarse sus padres o algún tutor — contestó Wilghtmore. Auch, golpe bajo.

— Entonces dígamelo — Dylan frunció el ceño sin entender — mi nombre es Jerry MacRay — se presentó extendiendo su mano — ella es mi hermana, así que necesito una explicación.

— ¿Hermana? —  murmuró con confusión — Bueno, la señorita MacRay, se negó a participar en equipo, dijo que prefería una detención — me miró haciéndome recordar lo sucedido minutos antes en el salón — Esa es su explicación.

Se acercó más a nosotros y me hizo una seña con los ojos para que lo siguiera, bufé molesta y asentí. Solo a mí se me ocurría pedir una detención cuando no la quiero y menos con él.

— Te veo en casa — le dije a Jerry. Él quiso decir algo más, pero lo corté — No hay problema, créeme.

— Está bien — asintió y se fue dando una última mirada a Dylan.

Puedo reparar tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora