Habían pasado algunas semanas desde mi incidente en aquel baile, habían sido las semanas más molestas de mi vida y eso que he vivido demasiadas. Por un lado, había intentado evitar la mirada del señor Wilghtmore y también cruzar alguna palabra con él, todo esto porqué me hacía recordar lo sucedido entre ambos que claramente no me ha dejado dormir tampoco ya que no puedo quitarme de la cabeza que estuvo mal y que no tuvo que haber pasado. Y creo que ambos estamos de acuerdo en no volver a hablarnos, él tampoco me dirige la palabra y si nuestras miradas llegan a chocar, él o yo nos encargamos de desviarla de inmediato, pero no solo verlo me recuerda lo que sucedió, también ver como Marcus besa a mi hermana me ha producido recuerdos desagradables de esa noche.
Mientras el asunto de Wilghtmore me inunda la cabeza, también el de Danny me preocupa demasiado. No hemos recibido ni una sola respuesta del departamento de policía que se encargaba de llevar el caso de Danny, nuestro abogado cree que los han comprado y por eso no han dicho ni una sola palabra ni tampoco han aceptado nuestra solicitud para una orden de alejamiento y aunque llevo tiempo sin saber del paradero de Danny, espero que él del mío tampoco sepa nada, sigo mirando a todos lados al salir de casa porque me da miedo poner en peligro a mi familia.
— Lena — la voz de mi hermana, Alina, llamó mi atención.
— ¿Qué? — pregunté desconcertada dejando de mirar la pared de la sala donde posé mi mirada hace varios minutos.
— Vamos a ir a las terapias ¿Vas a querer acompañarnos? — me preguntó desde la entrada de la casa donde ya se encontraba lista para irse junto con Marcus.
— No tengo nada que hacer así que... — me encogí de hombros, me levanté, tomé mi celular y mi chamarra para irme con ellos.
En el camino al hospital Marcus colocó algo de música en la radio del auto, me concentré en el camino, los lugares ruidosos de la gran manzana y sus habitantes que como siempre iban apresurados por todos lados. Los locales estaban repletos, los teatros tenían filas para poder entrar a alguna función y por supuesto Central Park recibía a mucha más gente con sus familias o parejas.
— Me alegra que hayas querido salir después de varios días, Lena — dijo Alina mirándome por el espejo retrovisor.
— Como dije; no tengo nada mejor que hacer — respondí mirándola de igual manera.
— Es un gran día — observó Marcus — Demasiado lindo para pasártela encerrado en casa...
— Bien ya entendí — interrumpí, Marcus y Alina soltaron una pequeña risa — Voy a salir más seguido.
Marcus me miró por el retrovisor y arqueó una ceja, decidí no aguantarle la mirada por mucho tiempo y simplemente volver a ver la calle. Pasados unos cuantos minutos llegamos a la clínica donde mi hermana toma sus terapias, al bajar del auto ayudé a Marcus a bajar la silla de Alina mientras él la cargaba y la ponía sobre la silla para después dar marcha hacia dentro del hospital y tomar la consulta.
El hospital era grande y había muchas personas, tanto pacientes como doctores y enfermeras. Tan grande era que procuraba no despegarme de Marcus y de Alina que iba muy cómoda en su silla siendo empujada por su amable prometido.
— ¡Alina, Hola! — saludó una mujer con un acento que nunca había escuchado, para después mirar a Marcus — Marcus, buenos días
— Hola, Luisa — respondieron ambas personas junto a mí.
— Y tú eres... — la mujer me miró esperando respuesta.
— Lena MacRay — respondí sin gesto alguno.
— Ella es mi hermana — le recordó Alina a la mujer de edad avanzada.
— Ah pues un gusto conocerte mi niña — la señora de sonrisa amable inclinó un poco su cabeza y yo hice lo mismo intentando dibujar la sonrisa más sincera que pude — El doctor Joel los está esperando.
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Puedo reparar tu corazón
RomanceLena MacRay nunca imagino que su vida se tornaría oscura y fría en el momento en el que perdió a sus padres con tan solo 18 años. Una gran decepción y un gran golpe al corazón la hizo apagar todo rastro de sentimientos hacia las personas del mundo e...