Lena
Cuando un niño o niña tiene su primer día en el preescolar es muy común verlos derramar un par de lágrimas y alguno que otro grito de miedo al entrar por la puerta donde emprendería un viaje desconocido, sin un padre que los consintiera o una madre que los abrazara y mimara. Todo era diferente para ellos, algo jamás vivido, algo que les causaba temor, pero al final del día ellos volvían a casa felices por haber hecho nuevos amigos y haber coloreado, cantado y jugado con pequeños de su edad. Y así es como comenzamos una vida entera de nuevos viajes, nuevos amigos y gente que conoceremos por una razón en especial. Claramente todo viene con una consecuencia y no por que la provoquemos, simplemente así es el destino, tenemos escrito un futuro y así debe de cumplirse alguna vez. Gente va y viene, algunos solo se quedan en tu vida un solo minuto, otros todo lo que tienes de vida y algunos tienen que irse para siempre, aprendí que todo ha sucedido por una razón y algún día descubriremos cuál es esa razón.
Un niño pequeño puede temer el primer día del preescolar, pero ¿Cómo una adulta en el segundo piso de su vida puede temerle tanto a un primer día en la universidad?
Un abrazo y un beso de sus padres es suficiente en ocasiones para calmar al pequeño, pero en mi caso solo podía contar con los relatos de mi hermano mayor, aquellos donde no solo me abrumaba preocupándose por mí al igual que mi hermana, también me advirtió una y otra vez sobre Danny, claramente él no me dejaría ir sola a cualquier lado. La regla era clara "No perder de vista a Lena" y eso aplicaba con toda mi familia, eso me llegaba a molestar.
— Y cuando terminen tus clases yo tendré que quedarme un tiempo más, tengo que calificar los exámenes de hoy — explicó Jerry mientras nos dirigíamos a la universidad que no estaba a más de tres manzanas de distancia.
— Supongo que tendré que ir a buscarte — suspiré.
— Si, estaré en el salón de mi última clase — asentí sin dejar de caminar — Es en el mismo piso que estarás cuando tengas tu última clase, deberás ir a buscarme.
— Entendido.
— De verdad, Lena, no te vayas a otro lado ...
— ¡Jerry, basta! — dije ya harta del tema — Me estas tratando como si no supiera cruzar la calle, ya tengo suficiente con que Alina me haya dado su sermón antes de venir...
— No es un sermón — dijo molesto — El abogado dijo...
— ¡Ya sé lo que dijo! — hable más fuerte haciendo que la gente que pasaba junto a nosotros nos mirara — Estoy consciente que debo estar lejos de Danny, que no van a dejarme sola otra vez por que prácticamente estoy en peligro, al igual que ustedes, pero tampoco debes asfixiarme, Jerry.
Él se quedó callado, solo mirando al suelo y respirando con fuerza, no noté en qué momento sucedió, pero en un parpadeó ya me encontraba siendo abrazada con fuerza por mi hermano.
— Eh, ¿bien? — murmuré sin entender que sucedía. Jerry solo me abrazaba y acariciaba mi espalda una y otra vez — ¿Qué ocurre?
— No es mi intención asfixiarte, lamento que lo sientas así — contestó sin despegarse de ese abrazo — Solo quiero cuidarte, queremos — se corrigió — Después de lo que te pasó por culpa de ese imbécil me prometí que jamás volvería a ponerte en riesgo así — fui entendiendo su punto con cada palabra, pobre Jerry — Se que ya eres adulta y sabes cruzar la calle, pero aún te veo como la pequeña que solía tomar de la mano para llevarla al parque.
Una sonrisa se formó en mis labios, no lo recordaba en realidad, pero trate de imaginarme a una pequeña yo yendo de la mano de su hermano mayor de camino al parque, contenta, tranquila y despreocupada.
ESTÁS LEYENDO
Puedo reparar tu corazón
RomanceLena MacRay nunca imagino que su vida se tornaría oscura y fría en el momento en el que perdió a sus padres con tan solo 18 años. Una gran decepción y un gran golpe al corazón la hizo apagar todo rastro de sentimientos hacia las personas del mundo e...