4. ¿Ayuda?

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— Como es posible que seas tú — murmuré acercándome lentamente hacia él. Quede de pie junto a Alina que seguía en shock y frente a mi hermano mayor. — Eres un... tonto — golpee su pecho — mal hermano — golpee su cuello.

— Lena ¡no! — la voz de Marcus se hizo presente, pero yo seguía dándole golpes a mi hermano mientras sin poder controlarlo las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos. Jerry tomaba mis manos y forcejeaba conmigo.

No sentía rencor hacia él, solo estaba molesta por que llegaba de repente después de tantos años y no se dignó a avisarnos, nunca pudo comunicarse y de la nada aparece como si nada hubiera pasado.

— Lamento tanto haberme ido y haberlas dejado — dijo él mientras intentaba calmarme. Marcus llego detrás y me tomo de la cintura para cargarme y hacerme hacia atrás.

— Si ya lo noté — contesté sarcástica. Mi corazón estaba bombeando al mil.

— ¿Por qué no nos calmamos y hablamos tranquilamente? — sugirió Marcus tomando la silla de Alina y haciéndola hacia atrás con dirección a la sala.

— ¿Quién eres tú? — preguntó Jerry a Marcus.

— Es mi pareja — respondió Alina.

— ¿Y papá y mamá? — preguntó Jerry de nuevo, mirando a todos lados.

En ese instante fruncí el ceño, miré a mi hermana y ella solo le sostenía la mirada a Jerry. ¿No sabía? ¿Cómo que no sabía?

— Creo que será mejor que te sientes — dije a mi hermano que comenzaba a notarse preocupado.

— ¿Qué pasa? — preguntó desconcertado y pasó a la sala para tomar asiento.

Sinceramente jamás me imagine que un día estaría en la sala de mi casa, junto a mis dos hermanos mayores, a punto de decirle a mi hermano que mis padres habían muerto. Y claro que Jerry no se tomó bien la noticia... ¿Cómo reaccionar a que tus padres están muertos? Fue duro para él, tanto que golpeo la pared hasta que sus nudillos comenzaron a sangrar. Y es que tantos años fuera de casa y sin contacto fue lo peor que pudo haberle pasado a mi hermano, ya no era un sueño, era una pesadilla para él.

— Entonces ese maldito mato a mis padres- apretó los nudillos recién lastimados — No debí irme, si me hubiera quedado aquí...

— No es tu culpa Jer — le dijo Alina sinceramente.

— Claro que lo es, Alina — respondió Jerry mientras tomaba su cabeza con ambas manos y con desesperación — Quedaste en una silla de ruedas, si hubiera estado con ustedes ese día, nada de esto estaría pasando — sentía lastima por mí hermano, no fue su culpa, no tanto como la mía.

— Tranquilo, lo mío se arregla ya casi termino mis terapias — Alina miro a Marcus y este le tomo la mano sobre su hombro.

Alina va a unas terapias especiales, lleva mucho tiempo en ellas y bueno nunca he ido a una, pero Marcus la acompaña y ellos dicen que van progresando, aunque nunca he visto a mi hermana levantarse sola de la cama, siempre es Marcus el que la ayuda para todo cuando no estoy. Él se va a trabajar muy temprano y regresa dos horas después de que yo me vaya al colegio, por las noches vuelve a su turno y me quedo con Alina, así que solo son dos horas en las que mi hermana se queda viendo el televisor sin problemas de moverse... a menos que quiera ir al baño, ahí mejor no les cuento que hace.

— Yo tengo una pregunta — levanté la mano.

Todos me miraron esperando, creo que todos queríamos hacer la misma pregunta desde que Jerry llegó.

— ¿Por qué nunca le contestaste las cartas a papá? — Jerry se removió incomodo en el sillón. — Sabías que él te enviaba cartas porque las recibías, él te busco mucho tiempo para disculparse por su actitud y a ti nunca te importo.

Puedo reparar tu corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora