Diez.

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—Necesito saber todo, absolutamente todo —habló Andie, apoyándose sobre el montón de ropa encima de su maleta.

Ya estábamos empacando nuestras cosas desde hace unas horas, pues mañana nos iríamos temprano a California para seguir con el programa de conciertos. Aún nos faltaban tres ciudades por visitar, y culminaríamos en San Francisco, la ciudad natal de Kirk. Me invitó a que pasáramos nuestro cumpleaños allí, ya que solo son pocos días de diferencia entre el suyo y el mío.

Fue antier que estuvimos juntos, y no regresamos hasta ayer por la noche. Obviamente Linda estaba vuelta loca, y estoy segura que en unos años terminará en un manicomnio si no le avisamos en donde estamos o bien, renuncia.

Solo bastó llegar con una botella del vino más estúpidamente caro para que se tranquilizara y no nos fuera tan mal con el regaño.

Los chicos estaban igual de ansiosos, desde que terminó la sesión de fotos no sabían nada de mi, más que estaría con Kirk. Fuera de conocerlo, tenían miedo de que algo nos sucediera, y es completamente entendible. Esta ciudad puede tragarse a cualquiera sin dejar algún rastro.

La situación con Pete seguía igual. Sin embargo, quería correr a contarle todo lo que había estado sucediendo. No soportaba un día más sin estar bien con él, sí, seguía algo molesta, pero después de hablar con Andie puede que haya estado igual de mal yo que él.

—Nos vamos a casar —bromeé.

Era gracioso que a pesar de tantos años de conocernos, no sepan en qué momento estoy hablando en serio y cuando bromeo, y este es uno de esos en los que no supieron identificar mi pequeña mentira.

—¿QUÉ? —gritó Joss. Él estaba en la sala, o al menos eso creía—. ¡No, no, no y no! —apareció en la habitación apuntándome con su dedo índice—. Sabes que te apoyo en todo Lenne pero apenas conoces a ese tipo, ¿que tal si tiene historial de calvicie?

—Es cierto —dijo Andie—. Es una decisión muy drástica, no llevan ni siquiera una semana.

—¡Bajo mi cadáver! —gritó Joss otra vez.

—Es sobre mi cadáver, idiota —corrigió Andie. Joss solo alzó sus hombros.

Pete iba entrando a la habitación con un par de bolsas de comida china, aún sin saber la situación.

—¿Sobre el cadáver de quién qué? —dejó caer las bolsas en una pequeña mesa frente a la cama cubierta de ropa mía y de Andie.

—Este saco de hormonas se casará con el otro saco de hormonas llamado Kirk —acusó Joss, lo más ofendido posible.

Parecía mi padre, e incluso podría asegurar que ni mi mismo progenitor se pondría de esa forma.

—¿Qué?

—¡QUE ESTE SACO DE HORMONAS SE CASARÁ CON EL OTRO SACO DE... —

—¡Ya eso lo escuché, tarado! ¿como es que te vas a casar, que mierda? —respondió Pete, acercándose a mi. No se notó posesivo ni algo por el estilo, más bien, un poco preocupado.

—Es la magia del amor, chicos —bien, a este punto me podría ofender con ellos si no entienden mi broma. Me tiré en la cama entre toda la ropa con una gran sonrisa—. Estoy profundamente enamorada de Kirk, es como un cuento de hadas.

Incluso intenté hacer una voz un poco más aguda de lo normal. Ellos seguían sorprendidos.

—Estás totalmente loca y retrasada mental, tanta cocaína te afectó el cerebro —me regañó Joss, y luego me tomó del brazo. Me levantó a la fuerza y caminó conmigo hacia la puerta de la suite.

Nothing else matters ☆━ Kirk HammettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora