Veintiuno.

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Mis manos dolían, ya llevábamos bastante tiempo tocando. Mi garganta estaba seca, pues Andie durante el último álbum insistió en que mi voz sonara en algunas canciones, y así fue.

Miraba todo el tiempo hacía Kirk, quien muy cubierto me miraba desde un lugar en donde manejaban algunas luces junto con un equipo especializado —y por supuesto supe que Linda estaba detrás de ello—, con una enorme sonrisa e imitando el movimiento con la guitarra. Por supuesto estaba Rebeca con él, y de repente fingía mover la cabeza al ritmo de la música pero después de un rato solo cruzaba los brazos. Pero al final, el único que me importaba era el rizado de al lado.

—Lo hicieron excelente chicos, los medios estarán atónitos después del show—nos animó Linda llegando por un lado, mientras corríamos hacia los camerinos—. Será difícil superar esta gira, pero ustedes son capaces de ello.

—Demonios tengo muchísima adrenalina—gritó Joss sacando la lengua y mirando a todos lados—. Este show estuvo de super locos, ¿vieron la cantidad de sostenes que me lanzaron? seguro tengo más que ustedes dos juntas—se dirigió a Andie y a mi.

—Que puto asco Joss—respondió la pelirroja entrando al camerino lleno de comida, alcohol y unos cuantos arreglos de flores.

Me acerqué a ellos admirandolos detenidamente: uno iba dirigido a Andie por parte de sus abuelos, otro a todos nosotros por parte de Robert, Kirk me mandó uno también y el restante llamó mi atención. Tomé la tarjeta y la abrí, y de inmediato la presión pareció bajarme.

Los nombres de mis padres estaban escritos en la tarjeta, junto con las palabras "Estarás increíble este último show, y estaremos viéndote desde la zona E. Te aman, tus padres."

Vaya mierda. La vida no conforme de mandarme a Rebeca, también decide poner a mis padres en este momento. Rodé los ojos molesta al terminar de leer aquello, y luego caí en cuenta de que ellos estaban aquí y seguro querían verme, y es cuando me doy cuenta que en la parte trasera de la tarjeta dice algo más:

"Estaremos mañana en el restaurante privado de tu hotel a las 12:00 hrs. por si gustas vernos y comer, quisiéramos hablar contigo de algo importante. Esperamos quieras hacer las pases."

Pero por supuesto que no. Le soy fiel a la promesa que hice hace años cuando ellos me corrieron despiadadamente de casa. ¿Iría? tal vez, pero solo a restregarles en su cara que me ha ido excelente con la banda sin necesidad de ellos, y no estoy viviendo debajo de un puente.

—¿Estás bien, Lenne?—la voz de Pete retumbó en mis oídos sacándome de mis pensamientos. Le mostré la tarjeta sin decirle nada y la tomó, leyéndola detenidamente—. Oh, mierda.

—¿Ahora que ha pasado?—Andie se acercó y Pete la miró sorprendido, le pasó la tarjeta y leyó el contenido mientras Joss se paró a su lado y repitió el gesto—. Qué hijos de puta, con todo respeto Lenne.

—¿Qué querrán?—soltó Joss negando con la cabeza—. Seguro se han quedado en bancarrota y quieren que los saques del hoyo.

—Lo dudo mucho. Ni aunque despilfarraran el dinero por años lograría acabárselo—expliqué—. Seguro han visto las noticias y los periódicos, quieren volver a ser el centro de atención y que sepan que son mis padres.

—¿Qué harás?—preguntó Pete pasándome una lata de cerveza.

—¿Irás?—siguió Andie.

—Yo digo que sí—respondió Joss antes que yo—. No podría vivir con la duda de qué es lo que quieren decirte—se ganó un leve golpe en el brazo por parte de la chica.

—Tienes que hacerlo—ordenó Pete—. No tanto por ti, por nosotros. Como dice Joss no podría sobrevivir sin saber a qué han venido.

—Chicos, chicos, no la presionen—Linda los alejó un poco de mi—. ¿Podrían darnos un segundo a solas?

Nothing else matters ☆━ Kirk HammettDonde viven las historias. Descúbrelo ahora